"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias". Winston Churchill.

domingo, 25 de octubre de 2015

De utopías a realidades

Cansado. Esa fue la primera palabra de Pablo Iglesias en el programa de Salvados del pasado Domingo, nada más entrar al coche donde lo esperaba Albert Rivera. Quizás fue un error estratégico el manifestarlo, pero define bastante bien lo que fue su intervención. Al menos en gran parte del debate. Al de Ciudadanos, por el contrario, se le vio mucho mejor en imagen (más fresco y llevando en todo momento la iniciativa) pero también en contenidos, concretando mucho mejor sus propuestas que su rival.

Escenificando la nueva manera de hacer política que ambos partidos se obsesionan por abanderar, el debate huyó del clásico entorno del plató de televisión, con todo  controlado y pactado, y se situó en un humilde bar de un barrio obrero de Barcelona. Y no sabemos si por el hecho de estar jugando en casa o no, el catalán empezó como un tiro. Dando la sensación de haberse preparado mucho mejor el duelo, tiró de coherencia al defender su contrato único para acabar con la actual temporalidad, al garantizar sólo los servicios básicos sanitarios para todos (como exige la OMS y hacen los países del entorno), al negarse a rebajar la edad de jubilación por su imposibilidad económica o en su intención de reunirse e intentar llegar a acuerdos con todos los sectores por el bien del país, incluso con los grandes empresarios o banqueros. Llegó incluso a tener contra las cuerdas a Iglesias en dos ocasiones; al acusarle de sólo centrarse en repartir miseria en lugar de creer riqueza o cuando le preguntó de dónde sacarán los 115.000 millones de euros necesarios para su plan de renta básica, cuestiones ambas a las que Iglesias no supo responder.

Y es que el líder de Podemos transitaba entre la falta de concreción y la demagogia. Coincidió con Rivera en que hay que acabar con la temporalidad en los contratos pero no definió su alternativa cuando Évole le preguntó. En dos momentos de pura exaltación prometió Seguridad Social para todos (incluso a los “sinpapeles”, dijo) y planteó la idea de jubilarnos a los 60-63 años, ignorando  al parecer la enorme cuantía económica de ambas medidas. Y sacó su lado más demagogo al criticar la reunión que mantuvieron hace poco el presidente del BBVA y Albert Rivera, al afirmar que la gente sacará sus propias conclusiones, y que ellos por el contrario siempre estarán del lado de la gente, no de la casta. La superioridad era evidente, llegando al punto de una sorprendente abdicación de Iglesias, cuando aceptó la impresión que le planteó Rivera sobre las dudas que tiene mucha gente en que Podemos consiga cuadrar las cuentas. También hubo coincidencias, como la idea de volver a adaptar las pensiones al IPC, el rechazo a que los alcaldes y concejales puedan asignarse el sueldo que les venga en gana, la propuesta de acabar con las condonaciones de deuda de los bancos a los partidos políticos para no depender de sus intereses o la necesidad de investigar a fondo el fraude de las SICAP, un importante agujero fiscal.

Fue en el tramo final donde se recuperó el de Podemos. Defendió la idea de nacionalizar empresas de sectores estratégicos sólo si estas no establecen precios razonables para la gente (lo dice la propia Constitución) y dejó en evidencia a su rival acusándolo de populista cuando éste los volvió a comparar con el comunismo, Cuba o Venezuela, en un grave error del de Ciudadanos. En la “cuestión catalana” también se le vio más coherente: ofreció seducir a los independentistas para que se queden en España, dándoles en última instancia la oportunidad de elegir libremente (sí al referéndum), mientras Rivera también apostó por intentar convencerles pero diciendo que al final seguirán siendo españoles, convencidos o no, y sin referéndum, lo cual no se acaba de entender. Brillante estuvo Iglesias cuando insinuó que con ellos en el poder y no el PP, muchos catalanes estarían más cómodos y no se querrían marchar.

Pero pese a ese intento de remontada final, la victoria ya estaba decantada del lado de Albert. Hablábamos antes del cansancio de Pablo, y quizás no se trate del todo de eso y sí de moderación… la nueva estrategia de Podemos. Cambio de rumbo lógico por otra parte, viendo que “el centro” es el espacio que hay que conquistar si se quiere gobernar en España. Pero Pablo Iglesias moderado no es Pablo Iglesias. Gana mucho con la vehemencia de su discurso y pierde magia a medida que sus propuestas se vuelven más sensatas. Curioso. Y preocupante para ellos. Podemos fue un fenómeno cuando irrumpió porque supo hacer suya toda la indignación de la gente con la forma de actuar de los partidos tradicionales, con el 15-M como punto álgido. Lideraron con brillantez aquella fase de denuncia, pero ahora nos encontramos en la siguiente, la de las propuestas para gobernar, y ahí afloran sus debilidades. La gente ya tiene claro lo mal que lo han hecho los políticos; ahora quiere ver soluciones, y parecen mucho más sensatas las de Ciudadanos, como así lo demuestra las últimas encuestas. Su ascenso (y consecuente descenso de Podemos) es hasta cierto punto lógico, teniendo además una figura mediática como la de Albert Rivera. A dos meses para las generales, pintan bastos por tanto para los de Pablo Iglesias. Su resultado dependerá en gran medida de hasta qué punto podrán concretar o no sus propuestas (y hacerlas viables). Deberán dar un paso más en su intento de moderación. Intentar pasar de las utopías a las realidades.


domingo, 20 de septiembre de 2015

La sombra del diablo

Uno tiene la sensación de que a menudo le toca escribir sobre debates que ya deberían estar superados desde hace tiempo. Problemas anacrónicos, a priori propios de otras épocas, pero que la ignorancia (o maldad) del ser humano los convierten en pura actualidad. Es el caso del maltrato animal, y más en concreto, su manifestación en festejos populares alrededor de toda España. Por desgracia no nos encontramos solamente ante uno solo caso. Ni dos. Ni tres


Si hay uno que está estos días en boca de todo el mundo es el del Torneo del Toro de la Vega. Se celebra a mediados de Septiembre en Tordesillas, como parte de sus fiestas patronales. Consiste en la persecución de un toro por picadores y lanceros, desde la plaza del pueblo hasta la vega del río Duero, donde tratan de dar muerte al animal. El “afortunado” que lo consigue regresa al pueblo con el rabo del toro prendido en su lanza. Sí, en pleno 2015 esto forma parte de los festejos de una localidad española. Y es su acto principal, nada menos. El maltrato al toro es el acto “estrella” dentro de nuestras fronteras, con los numerosos toros embolados o las intocables (salvo Cataluña, que las prohibió en 2010) corridas de toros como festejos más habituales. Incluso se alardea de ellas como “marca España”, ahí es nada. Las corridas de gansos, en Carpio del Tajo (Toledo), los “Patos al Agua” de Sagunto (Valencia) o las peleas de gallos que se montan en multitud de lugares son otros ejemplos. Poco parece importar el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, aprobada por la ONU en 1978, que sentencia: “Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad”. La mayor vergüenza no es el sufrimiento propio del animal. Que también. Lo verdaderamente escandaloso es el hecho de hacer fiesta a costa de la muerte de un ser vivo (como nosotros) toda la parafernalia que lo rodea y la sensación de gozo de los presentes. Es repugnante. Los verdugos tienen varios argumentos para defender sus atrocidades. Repiten a menudo que todos comemos carne y nadie se tira las manos a la cabeza. No me sirve. El hombre es el último eslabón de la cadena alimenticia, así lo ha querido la evolución, y no hay porqué renegar de ello. Respetando la libertad de aquellos que rechazan consumir cualquier alimento proveniente de animales, los que sí lo hacemos no debemos sentirnos culpables en absoluto. Otro argumento recurrente es que se trata de tradiciones, con siglos de antigüedad, y no se puede acabar con ellas. Tampoco sirve. No es motivo de peso por ningún lado. Ha habido tradiciones horribles a lo largo de la historia, la mentalidad del ser humano ha evolucionado y se ha acabado con ellas. Punto final.

Que quede claro que aceptamos nuestro papel de especie dominante en la Tierra, así nos ha tocado, pero no para estas cosas, coño. ¿Pero quién nos hemos creído que somos? ¿Es que el ser vivo más inteligente del planeta no sabe divertirse de otras formas? ¿Cuántos animales más tendremos que torturar para darnos cuenta? El hombre está lleno de luces, muchas de ellas fascinantes, pero también de sombras, que dejan al descubierto nuestra cara más prepotente, mezquina y cruel. Como esta. La sombra del diablo.

martes, 30 de junio de 2015

De banderas, pitos y aldeas

Dice Pablo Iglesias que la “cuestión nacional” es probablemente el asunto más importante que se dejó abierto en la Transición, y que ha estado “sangrando abiertamente” desde entonces en el País Vasco, Cataluña y, en menor medida, Galicia. Tal vez tenga algo de razón viendo las enormes sensibilidades que levanta el asunto, por muy vacío de importancia que a algunos nos parezca. Un debate que se ha polarizado aún más en los últimos años debido al desafío soberanista promovido desde Cataluña, sobre todo durante los meses previos a la consulta del 9-N. Y que salta constantemente a la primera plana de la actualidad, con los casos aparecidos estas semanas.

La cuestión lingüística es una de sus variantes más habituales. La semana pasada Carolina Punset, portavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, sorprendía a todos con la frase: “con la inmersión lingüística volvemos a la aldea”. Una sentencia totalmente desafortunada, por la forma y por el fondo. Sin embargo, planteaba una cuestión importante. Decía que en el 90% de los colegios públicos en Castellón se educaba íntegramente en valenciano, dejando al castellano como mera asignatura optativa. Lo citaba ante el temor de que el nuevo gobierno valenciano extienda esta política a toda la Comunidad. En Cataluña la situación es incluso más generalizada. Esto no es serio. Nadie duda de que el valenciano deba estar presente en las escuelas, enseñarse y hablarse, pero de una manera proporcional con el castellano e incluso el inglés. En un mundo ya tan globalizado es un grave error centrarse solamente en una de ellas y discriminar las otras dos. Y no vale lo de que el castellano ya se aprende viendo la televisión, yendo al cine, escuchando música o navegando por internet. La educación, en las escuelas. Garantizar la enseñanza de los tres idiomas por igual es dotar a los jóvenes de unas mejores condiciones para su futuro. Y es que así es como deberíamos ver las lenguas, como simples herramientas en nuestras vidas. Este blog intenta ser un reflejo de ello. Yo en el día a día uso el valenciano la inmensa mayoría del tiempo, con familia y amigos, pero aquí escribo en castellano simplemente porque mis reflexiones le llegarán a mucha más gente. Pero ojo, no nos confundamos. Las lamentables palabras de Punset apuntan al valenciano como “una lengua de segunda”, para entendernos, y evidentemente tampoco es eso. Se pasó tres pueblos (o aldeas), esa es la verdad.

Las banderas y los himnos nacionales son quizás los otros elementos más característicos. Unos días antes, Pedro Sánchez celebraba su nombramiento como candidato del PSOE a las generales posando frente una inmensa bandera española. Horas después lo justificaba diciendo que “es la bandera con la que he crecido y por la que ha luchado la generación de mis padres”. ¿De verdad sus progenitores lucharon por ese trozo de tela o por sacar adelante sus vidas y la de sus hijos de la mejor forma posible? Seamos serios. Igual de incomprensibles son los verdaderos enfrentamientos que se generan en muchas localidades por la exhibición de unas u otras banderas en los ayuntamientos, me da igual de qué signo. Centrar el debate en cosas tan abstractas e inútiles significa descuidar otras problemáticas mucho más importantes. Con los himnos, más de lo mismo. Menudo el revuelo que se produjo hace ahora justo un mes con la pitada al himno español en la previa de la final de Copa en el Camp Nou entre Barça i Athletic. Horas y horas de televisión y multitud de artículos hablando sobre aquello; de si se trataba de libertad de opinión o una ofensa, de si los pitos iban dirigidos al Gobierno, al Rey o a todos los españoles, de si se debía sancionar a los clubes…etc. Incluso el presidente Rajoy salió al paso para condenarlo, aprovechando así para desviar la atención de las miserias de su gobierno. Yo la verdad no consigo meterme en la cabeza de los que pitaron y adivinar sus intenciones… y tampoco me importa. Aquel día enchufé la tele para disfrutar de un partido de fútbol y eso es lo que hice.

El verdadero fondo de todo esto es la excesiva importancia que se le da a los denominados “símbolos identitarios”. Un sentimiento desproporcionado que lleva a unos a desear nada menos que su independencia del Estado español (con los enormes perjuicios que esto les traería) y a otros a “españolizar a los niños catalanes”, como decía el exministro Wert (retrocediendo de golpe 50 años en la Historia). Mejor nos iría a todos, unos y otros, si consideráramos las lenguas como lo que son, meros instrumentos para facilitar la comunicación. Mejor nos iría si viéramos las banderas como unos simples trozos de tela y los himnos como simples composiciones musicales, nada más, con el añadido de que ambos han ido cambiando a lo largo de la Historia (lo que nos da una idea de su transcendencia). En definitiva, mejor nos iría si rebajáramos la tensión de esa “cuestión nacional”, la redujéramos casi al absurdo, y centráramos nuestra atención en modelos productivos, desigualdades sociales o garantías de libertades en lugar de hacerlo en banderas, pitos y aldeas.

jueves, 11 de junio de 2015

Malditos Bastardos

Amanecía yo el Miércoles siguiente a las elecciones viendo Los Desayunos de TVE y reconozco que se me atragantó seriamente el croissant: “Es un momento para reflexionar. Las cosas pueden cambiar, como cambiaron en la Alemania previa a las guerras mundiales, en Argentina o en Venezuela” decía Yolanda Barcina en referencia al buen resultado electoral de Podemos y demás asociaciones ciudadanas. Vaya, el tema parece serio, pero bien haría la presidenta del PP navarro en concretar algo más y precisar si la ideología de los de Pablo Iglesias se corresponde a la de Hitler, a la de Perón o a la de Chávez. Lo digo por las “sutiles” diferencias que existían entre ellas y, sobre todo, por el bien de todos los españoles, para que vayamos preparándonos. Horas después era Esperanza Aguirre la que nos lo aclaraba: “Manuela Carmena y Podemos son un peligro para la democracia. Debemos crear un gobierno de concentración en el que esas propuestas de constituir sóviets decaigan”. Perfecto, estamos hablando de comunistas, todo claro. Por la tarde el portavoz del PP Rafael Hernando se paraba en los pasillos del Congreso ante los periodistas y nos alertaba de nuevo: “Podemos es una amenaza para la estabilidad, un partido que quiere volver a la España previa al año 1978”. ¿Ah pero se trata de fascistas? ¿En qué quedamos entonces? Menudo lío. Dos días después la exministra Ana Palacio intentaba ayudarnos a comprenderlo con una reflexión algo más profunda: “Es tiempo de nostalgias. Y la nostalgia puede ser Ada Colau o Podemos, con una idea de Arcadia comunista feliz, o ISIS (grupo terrorista yihadista) por el califato de Córdoba”. Ana Palacio fue ministra de Defensa con Aznar, justo en los años cuando España entró en la Guerra de Irak. Lo puntualizo por si no la conocíais. A principios de esta semana era Rita Barberá la que precisaba que el verdadero peligro venía de los independentistas: “Pedro Sánchez está haciendo un flaquísimo favor a España por esa radicalidad en la que está entrando, haciendo posible que el ámbito de soberanismo independentista catalán llegue hasta el límite de Murcia”. Me preocupa especialmente esta declaración, siendo como soy habitante de Castalla, un pueblo de Alicante. Estaré atento, ya os iré contando. Una advertencia sobre el líder socialista que era respaldada poco después por otro miembro del PP, Carlos Floriano, quien confirmaba que “Pedro Sánchez está optando por la radicalidad y el extremismo”. Y esta misma mañana el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, hablando en RNE sobre seguridad ciudadana y los programas de Carmena y Colau, nos decía que los que vienen son los anarquistas: “Si se llevaran a la práctica algunas de las medidas de esos programas, la convivencia pacífica y libre se vería deteriorada enormemente. Nuestras libertades y derechos no se podrían disfrutar en plenitud”.

Yo no sé a vosotros pero a mí me han convencido. Sean los de Podemos anarquistas, independentistas, terroristas yihadistas, comunistas o fascistas, lo que queda claro es que algo hay que hacer. Los españoles no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Es de agradecer que tanto desde el Gobierno como desde el PP en general nos vayan alertando de que la democracia y las libertades están en serio peligro. Pero hay que dar un paso más, pasar a la acción. Hace unos años Tarantino nos dio una idea en su película sobre la Segunda Guerra Mundial. “No he venido aquí para enseñar a los nazis humanidad. Los nazis no tienen humanidad” le decía con absoluta razón Brad Pitt a sus súbditos, justo antes de empezar a matar alemanes y quedarse con sus cabelleras como premio. Parece cruel pero no es mala opción. Con gente que viene a quemar iglesias, a implantar campos de concentración o a realizar atentados terroristas se debe actuar con la mayor crueldad posible. Yo ya estoy afilando mi cuchillo. ¿Os imagináis el valor que tendría la cabellera de Pablo Iglesias, con esa coleta? Tela.

martes, 26 de mayo de 2015

24M: Más pactos, más democracia


Los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 24 de Mayo ofrecen la conclusión que, en mayor o menor medida, se esperaba. La casi desaparición total de las grandes mayorías, la llegada con fuerza de los partidos emergentes y el claro retroceso del bipartidismo PP-PSOE. La mala praxis de los dos grandes partidos durante los últimos años ha sido castigada duramente por los ciudadanos. Apenas llegan al 52% del total de los votos. El panorama que queda es una España más fragmentada, con diputaciones y ayuntamientos mucho más repartidos entre todos los partidos. Será necesario pactar la mayor parte de las medidas. Más democracia, por tanto.

Las dos ciudades españolas en el mundo, Madrid y Barcelona, simbolizan este cambio. La ex-jurista Manuela Carmena y la activista social Ada Colau encabezan dos listas formadas en gran parte por gente de base, sin apenas experiencia en política, articuladas sobre todo por Podemos, junto a otros grupos ciudadanos. “Ahora Madrid” y “Barcelona en Comú” han demostrado que pese a contar con muchos menos medios que los partidos tradicionales se puede llegar al poder con la ilusión de cambio de la gente. Serán, salvo sorpresa, las próximas alcaldesas pactando con otros grupos de izquierdas, desbancando así los mandatos tradicionales de PP y CIU respectivamente. Algo impensable hace apenas unos meses. Como también lo parecía el que algún día Rita Barberá dejara de ser alcaldesa de Valencia. Tras casi 24 años en el cargo, volvió a ganar pero esta vez sin mayoría absoluta, por lo que un pacto progresista liderado por Compromís la sacará del Ayuntamiento. Idénticos casos, curiosamente, se dan en las tres siguientes grandes ciudades del país, Sevilla, Zaragoza, y Málaga. En todas ellas gana el PP, pero los pactos decidirán quién gobierna. Unos acuerdos que se prevén mucho más factibles entre las formaciones de izquierdas (PSOE y Podemos) que entre los centro-derecha (PP y Ciudadanos). Sobre todo por las fuertes acusaciones de los de Albert Rivera a la forma de actuar del partido de Gobierno, principalmente en temas de corrupción. Es un patrón que se repite en la mayoría de municipios y que, siguiendo esta lógica, puede provocar un vuelco hacia la izquierda en los Ayuntamientos españoles. Lo mismo ocurre en clave autonómica. Los populares pierden todas sus mayorías absolutas, y el poder prácticamente seguro en Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadura en favor de pactos que serán liderados por el PSOE. Y está por ver cuántas comunidades de entre las restantes son capaces de mantener pactando con Ciudadanos. En cuanto a los partidos, destaca la entrada definitiva en las instituciones de los dos emergentes. Los de Rivera se han quedado eso sí algo cortos respecto a las enormes expectativas que generaron, pero serán claves a la hora de negociar, mientras que los de Iglesias parecen haber acertado con la estrategia de presentarse con distintas marcas junto a otros grupos viendo sus grandes resultados. Menos contentos deben estar los socialistas, que retroceden en número de votos totales respecto a 2011 pero que recuperarán poder mediante los pactos. Y los grandes perdedores son, sin duda, UPyD (que casi desaparece del mapa), Izquierda Unida (que sólo puede presumir de las marcas en las que ha ido junto a Podemos) y sobre todo un PP que se deja casi 2,5 millones de votos respecto a hace cuatro años.

Si bien es cierto que los populares han vuelto a ser los más votados, superando por estrecho margen al PSOE, si comparamos sus resultados con los de las anteriores municipales veremos claramente su batacazo. El gran número de mayorías absolutas que consiguieron en aquel momento les otorgó un poder inmenso a la hora de gobernar y aprobar medidas sin consultar para nada con la opinión de la oposición. Una legislatura en la que han hecho y deshecho a su antojo, reforzados además por la aplastante victoria de Rajoy en las generales. El balance: un retroceso importante de libertades (televisión pública, prensa o manifestaciones), escandalosos recortes en servicios sociales (sanidad y educación sobre todo), una corrupción que no cesa y su ficticia recuperación económica. Y digo ficticia porque esa reducción progresiva del % de paro de la que tanto alardean se está produciendo a causa de bajos salarios, contratos temporales y emigración de muchos jóvenes. Un país en el que los índices de pobreza van aumentando constantemente no puede haber salido de ninguna crisis. A esta “recuperación” se aferraron durante la campaña electoral. No ha colado. El PP pierde todas sus mayorías absolutas, gente nueva entra en las instituciones y llega la hora de los pactos. Un nuevo escenario que, lejos de producir el temor de si se podrá o no gobernar así como dicen algunos, sólo puede traer que cosas positivas. Comienza una legislatura en la que el diálogo y los acuerdos serán los protagonistas. Si las propuestas no son sacadas adelante no será por culpa de los gobiernos de coalición, será porque simplemente no son lo suficientemente buenas. A ponerse todos las pilas pues. No sé si “el cambio” del que tanto se habla ha llegado o no, el tiempo lo dirá. Lo que sí está claro es que se tendrán en cuenta por fin todas las voces, sobre todo (y aquí está lo más importante) la de aquellos que peor lo están pasando. Y eso siempre es una buena noticia.

miércoles, 13 de mayo de 2015

La "ignorància" dels castelluts

Veient les inexplicables mesures que adopta a menut la classe política un ja no sap si es deuen a la pròpia incompetència dels protagonistes o, el que es pitjor, al seu a priori fort convenciment de que els ciutadans som ignorants. Qualsevol de les dos opcions ens deuria preocupar. Una sensació que desgraciadament es repeteix en tots els àmbits (estatal, autonòmic i municipal) i que pareix aguditzar-se en èpoques preelectorals, on tot val per tal de fer-se amb un grapat de vots. A Castalla ens trobem aquests dies amb un clar exemple.

A principis del passat mes d’Abril començaren les obres d’adaptació i remodelació de l'Avinguda República Argentina. Consistiran en l’eliminació de les moreres i la vegetació existent, així com les voreres, les quals quedaran ampliades considerablement. Finalment es procedirà a asfaltar de nou la zona de trànsit. El termini estimat per als treballs és de quatre mesos, amb una pausa d’uns dies per la Fira de Sant Isidre d’aquest cap de setmana. I el seu pressupost es troba al voltant dels 340.000€, finançat al 50% entre Ajuntament i Diputació d’Alacant. Des de la Regidoria d’Urbanisme es fa referència al mal estat d’algunes moreres, l’aparició de rates en diversos punts i  el deterior d’alguns desaigües. Uns arguments de llarg insuficients per justificar una intervenció de tal magnitud, i que es podrien solucionar amb actuacions concretes als punts problemàtics representant així un cost econòmic molt menor. A més, jo em pregunto: és necessari realment ampliar les voreres en una avinguda amb tan poc trànsit peatonal durant l’any (excepte dies concrets com el Carnaval, la Cavalcada o Sant Isidre)??? Fa falta també asfaltar de nou eixe carrer??? Gran part del clamor popular contra les obres està centrant-se en la pèrdua de vegetació o la llàstima que dona “veure l’Avinguda sense les moreres”. No és el més greu i fins i tot aquestes demandes podrien ser discutibles. El vertader drama és comprovar com es destinen tal quantitat d’euros en una obra tan innecessària, enlloc de fer-ho en altres menesters molt més importants. El Col·legi Públic Rico Sapena, les associacions locals o el Casc Antic, per exemple. El cas de “les escoles” és lamentable. En Octubre de 2010 l’edifici es va desallotjar a causa d’unes deficiències estructurals detectades i uns 300 xiquets es van veure obligats a traslladar-se a aules prefabricades. Aquí segueixen quasi cinc anys després, amb problemes com falta d’espais o goteres. I el que és pitjor, ningú sap fins quan, doncs el Projecte de demolició i construcció d'un nou edifici segueix paralitzat als arxius de la Generalitat. L’Agrupació Musical Santa Cecilia és possiblement l’entitat cultural amb més integrants del poble. L’Ajuntament aporta uns 23.000€ anuals, res més. La multitud d’actes en els que la banda col·labora (Festes, processons, concerts,...etc) no estan remunerats. Una Banda d’un centenar d’integrants amb nombrosos compromisos i viatges durant l’any que amb prou feines cobreix totes les despeses. La seua Escola de Música tampoc té suficient amb la mínima ajuda que rep de Conselleria, ni molt menys, i els xiquets tenen que pagar mínim 200€ cada any per a les seues classes. El Club de Futbol Castalla concentra cada any a altres 150 joves y rep 15.000€ de subvenció, recursos que tan sols arriben per a autobusos i àrbitres. Cadascun dels jugadors es veu obligat a abonar cada temporada 150€ de quota per pagar-se equipaments, assegurances mèdiques i fitxes federatives. El Club d’Atletisme creix any rere any, contant en l’actualitat amb uns 130 membres. No reben cap subvenció anual com a tal, tan sols 2.000€ per a La Volta a la Foia i una xicoteta ajuda per al Cross del Centre Històric. Precisament aquesta zona del poble ja fa anys que ve reclamant una millora. Carrers quasi abandonats i cases que es cauen a trossos és el resultat de la inacció d’uns polítics que des de fa temps miren cap altre costat davant les queixes dels veïns que viuen al cor de Castalla. Tan sols l’encomiable tasca de l’Associació d’Amics i Veïns del Centre Històric ens ofereix una mica d’esperança de cara al seu futur. Són només alguns exemples de situacions on és molt més necessari invertir abans que fer-ho a l’Avinguda, però hi ha molts més.


Els vertaders motius de les obres es troben en la proximitat de les eleccions autonòmiques i municipals, no ens enganyem. A multitud de localitats, no solament aquí, s’inicien “casualment” nombroses obres públiques durant les setmanes prèvies a la cita electoral. Els governants pareixen estar convençuts de que això és el que demana la població, l’únic important al cap i a la fi. Com si amb carrers nous i nets s’asseguressin ja els vots que busquen. Em nego a acceptar que la major part dels castelluts disposem de tal ignorància. O tal volta així sigui, ja ho començo a dubtar, veient en mans de qui hi depositem la nostra confiança.

domingo, 26 de abril de 2015

La forma antes que el fondo

Las apariencias engañan, dicen. Es peligroso además dejarse llevar y fiarnos demasiado por ellas, sin prestar interés por lo que hay detrás. Y menos aconsejable aún es anteponerlas a ese contenido a la hora de elegir. Cuando vamos a comprar un coche nos fijamos en su forma, su color o sus faros, de acuerdo, pero lo primero que preguntamos en el concesionario es acerca de sus prestaciones. Lo mismo nos pasa en la frutería. De poco sirve la hermosura de una sandía si después al abrirla descubrimos que no sabe a nada. O cuando vamos a hacer un regalo. Por muy bonito que sea su envoltorio lo importante es lo de dentro.

En las primarias del pasado mes de Julio, los militantes del PSOE decidieron que el envoltorio era tan bonito que no hacía falta mirar qué había dentro. Pedro Sánchez es un hombre alto, guapo, con un bonito tono de voz, que sabe leer muy bien y con una mirada seductora a cámara. Los votantes socialistas se encandilaron con dichos atributos y lo eligieron como Secretario General del partido, depositando en él su confianza para la ansiada regeneración que buscaban. Lo hicieron por delante de un hombre mucho más preparado, más inteligente y con mayores capacidades como Eduardo Madina. Eso sí, con menos "carisma". En estos pocos meses las dudas dentro de la organización no han hecho más que crecer. Una facción intenta convencer a Susana Díaz para que renuncie a Andalucía y coja las riendas en Madrid. Y voces importantes del partido no ocultan ya su descontento con el madrileño. Los dos ex-Presidentes del Gobierno socialistas, sin ir más lejos. De todos es sabido que el preferido de Zapatero en las primarias era Madina, y hace unos días González confirmaba lo mismo en el programa “Viajando con Chester”. No es buena señal, ni mucho menos, tanta división de cara al futuro. Pero es más que lógica viendo las capacidades de Sánchez. En estas dos últimas semanas ha sido protagonista... y no por su buen hacer al frente de la oposición precisamente.


Hace 15 días en “El Objetivo” hablaban de su amiga Juana. Un nombre que Pedro suele utilizar en muchos discursos refiriéndose a las mujeres que encuentra por España y que le cuentan sus difíciles situaciones. No sabemos si se trata de la misma, a la que le gusta mucho viajar y cambiar de trabajo, o que da la casualidad que sólo coincide con “Juanas” en sus viajes… quién sabe.



Dos días después, en el Congreso de los Diputados, no se le ocurrió otra cosa que votar a favor de la nueva ley contra el aborto del PP a pesar de la posición claramente contraria de su partido. Se supone que fue un error (él mismo lo dijo horas después y pidió disculpas), aunque yo no pondría la mano en el fuego la verdad. 
El Martes siguiente, mientras visitaba Soria, dejó un mensaje en Twitter en el que se refería a la ciudad numantina como “la cuna de Machado”, cambiándole de repente y porque sí, el lugar de nacimiento al histórico poeta andaluz. Quizás el hecho de que su verdadera ciudad natal, Sevilla, también empiece por “s” fue lo que le confundió… digo yo vamos.


Y ya la última (de momento) se produjo justo el día siguiente, otra vez en el Congreso. Mientras se dirigía a Rajoy, pronunció la errónea expresión “miembros y miembras”, causando las carcajadas de los presentes. Inmediatamente insinuó que estaba bromeando, como reeditando el “momento Bibiana Aído” de hace unos años, tan comentado en su momento. Poco creíble su excusa, si recordamos que se trataba de una Ministra de un Gobierno socialista.



Sí, es cierto, son sólo cuatro anécdotas, pero dejan entrever la incompetencia del líder de la actual oposición. Un líder que pronuncia palabras bonitas pero vacías, que ha ido dando bandazos todo este tiempo en varios asuntos y que genera poca o ninguna ilusión entre sus posibles votantes. Bien harían en el PSOE en reflexionar seriamente sobre si de verdad quieren que sea esta su apuesta de futuro. Si así lo deciden, años duros tienen los socialistas por delante. Sánchez nunca será Presidente del Gobierno… apostaría dinero por ello. Es más, incluso me cuesta verle aceptando debates electorales con gente como Rivera, Iglesias o Garzón… no creo que se lo aconsejen sus asesores. Por su propio bien, digo. Es lo que tiene dejarse seducir por la forma y no prestar atención al fondo.

martes, 7 de abril de 2015

Libertad de expresión... ¿de quita y pon?

Venimos presenciando los últimos meses diversos intentos (en algunos casos finalmente llevados a cabo) de censuras en medios de comunicación de nuestro país, mediante presiones de distinta índole. Me llaman la atención dos casos especialmente, ocurridos en estas últimas semanas, sobre todo por la distinta reacción de gran parte de la opinión pública ante ellos. 


A finales de Marzo conocíamos la decisión de Mediaset de apartar de la dirección del programa matinal “Las Mañanas de Cuatro” al periodista Jesús Cintora. La cadena argumentaba que deseaba ratificar su objetivo de informar, y no formar, a sus espectadores a través del pluralismo. Consideraban por tanto que el presentador se posicionaba en exceso. Sin embargo, en los días posteriores se supo que la decisión fue debida a fuertes presiones por parte del Gobierno del PP, dentro del cual numerosas personas se venían sintiendo molestas por las informaciones y opiniones que se expresaban en el programa, el cual por otra parte gozaba de una excelente audiencia. La noticia causó un gran revuelo en las redes sociales, denunciando una censura a la libertad de expresión propia de otros tiempos. Incluso desde el portal web Change.org se formuló una petición para que se readmitiera a Cintora, la cual a los pocos días ya contaba con más de 100.000 firmas. Ese mismo número de apoyos aproximadamente es el que tiene de momento otra petición, también promovida desde Change.org. En este caso exigen la cancelación del programa “Mujeres y Hombres y Viceversa” de Telecinco, otro de los espacios con más audiencia del grupo Mediaset. Resumiendo, se quejan de que “no aporta nada a la sociedad, no es un programa adecuado en horario infantil y se debe cambiar por otro de mejor contenido que contenga algo de interés”. Además, señalan como colofón a su demanda el poco tacto que tuvieron algunos de sus espectadores cuando se quejaron en redes sociales por el retraso en su emisión el mismo día que tenía lugar el accidente del avión de Germanwings en los Alpes.

Es sorprendente esta doble vara de medir. La gente que defendemos la libertad de expresión y pluralidad en los medios lo hacemos en plenitud, sin condiciones, y no dependiendo de si nos gusta o no el contenido. O al menos así debería ser. El cese de Jesús Cintora por las presiones recibidas desde sectores del PP es lamentable, aunque desgraciadamente no nos sorprenda vistos algunos casos ocurridos últimamente en RTVE. Pero también lo es que se intente censurar a un programa de entretenimiento como el de Telecinco. No se puede generalizar y adjudicar a un programa, o a toda su audiencia, la opinión de unos cuantos descerebrados en Twitter. Respecto a su contenido, yo la verdad no veo el programa. Pero no por nada, simplemente no me llama la atención. Y soy incapaz de decirle a la gente si es peor que otro, adecuado o no, si es interesante o no lo es. Dependerá de los gustos de cada cual. El argumento de que no aporta nada a la cultura… me da hasta pereza debatir sobre esto la verdad. La televisión no está solamente para ofrecer cultura. También lo está, y en gran medida, para entretener y que la gente se olvide durante un rato de sus problemas. Es bueno, y hasta necesario, que haya contenidos de todo tipo. Y más necesario aún es que respetemos a todos sus espectadores, nos guste o no el contenido. En eso consiste la libertad de expresión. En poder ejercer libremente nuestros gustos o ideas… pero también en no limitar los de los demás.

jueves, 26 de marzo de 2015

Obama: Yes, we try

La llegada al Despacho Oval de la Casa Blanca de Barack Obama en Enero de 2009 traía consigo grandes esperanzas de cambio para millones de personas en Estados Unidos, incluso en todo el mundo. La etapa de George W. Bush había estado marcada por un lenguaje beligerante en política exterior, una fuerte restricción de libertades y privacidad de los ciudadanos, y una tremenda crisis económico-financiera. En la potente Campaña Electoral de los demócratas, el candidato Obama representaba el cambio total que tanta gente deseaba, a todos los efectos. Su mensaje “yes, we can” traspasó fronteras, pero poco a poco la decepción fue aumentando viendo las políticas que iba aplicando. Sin embargo, las numerosas medidas progresistas tomadas los últimos meses y los buenos datos económicos nos hacen pensar que su legado puede no terminar siendo tan decepcionante.

La realidad es que su primera legislatura estuvo plagada de decepciones. En cuanto a política interior, una de sus grandes promesas era recuperar la transparencia perdida años atrás, con el fuerte espionaje que se ejercía a todos los niveles, desde altos cargos militares hasta ciudadanos. Pero luego, al entrar en el Gobierno, siguió con las mismas prácticas que ejerció Bush en temas de seguridad nacional: secretos de Estado sobre torturas, espionajes ilegales, asesinatos selectivos, persecución de ex-militares y ex-funcionarios que denunciaban ilegalidades (casos WikiLeaks y Snowden),…etc. En 2010, había 1,5 millones de personas con permisos de alta seguridad y 3.000 organizaciones de seguridad, todos actuando ajenos a la Ley. En esos años, 1.700 millones de e-mails y comunicaciones eran interceptados cada día. También prometió que si llegaba al poder asumiría durante el primer año una ambiciosa Ley Migratoria para regularizar a los 11 millones de indocumentados que hay en el país, pero nunca se llegó a aprobar. Es cierto que la promovió y la presentó en la Cámara de Representantes, pero la mayoría republicana la bloqueó. Otra de sus propuestas estrellas en Campaña era el cierre de Guantánamo, la vergonzosa cárcel de alta seguridad ubicada en Cuba. A los dos días se ser Presidente firmó la orden ejecutiva, pero otra vez los republicanos lo frenaron. Posteriormente dijo que “tenía pensado cerrarla” en un año como máximo, pero a día de hoy sigue abierta y, aunque se han ido reduciendo el número de presos (unos 150 en la actualidad), se les traslada a cárceles secretas en países aliados donde se sospecha que siguen las torturas. En el aspecto económico-financiero, Obama se enfrentaba a un difícil reto: cómo actuar con los grandes agentes financieros, cuyas malas prácticas habían conducido en gran medida al colapso de la economía mundial en 2008. Repitió una y otra vez que pagarían sus errores y que los contribuyentes no pondrían dinero para arreglar sus irresponsabilidades. Sin embargo, al poco de salir electo colocó a varios altos ejecutivos Wall Street en su Administración, y promovió un millonario rescate a las grandes entidades bancarias que incluía la compra de sus activos tóxicos. Además, por si fuera poco, recuperó a parte del equipo económico de Clinton, los cuales aceleraron la desregularización de la economía aumentando con ello la especulación.

La política exterior de Obama se preveía mucho más sensata que la de Bush. Se posicionaba contrario a la beligerancia y a favor de la diplomacia, pero el objetivo final de servir de “policía del mundo” difería muy poco. Por su falta de experiencia en política internacional, optó por rodearse de asesores duros y conservadores, manteniendo incluso al Secretario de Defensa de Bush, Robert Gates. Se siguieron considerando enemigos del Estado países como Venezuela, Irán, Corea de Norte, China o Rusia. A estos últimos se les quiso intimidar aumentando los sistemas de misiles es países aliados de su alrededor. Y a los chinos aún se les ve desde Washington como la gran amenaza para la hegemonía mundial en el futuro. Se aumentaron considerablemente las tropas y bases en países asiáticos para contenerlos. Además, EEUU siguió promoviendo guerras civiles en África con dos objetivos: evitar que el gigante asiático siga sumando aliados y apoderarse de las materias primas del continente. Una de las decisiones más polémicas fue empezar a usar drones para asesinatos selectivos extra-judiciales, en países como Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen, Libia o Somalia. Organizaciones pro derechos humanos siguen denunciando numerosas bajas civiles en estos ataques. En 2011 EEUU acaparó el 78% de las ventas de armas en el mundo, y se gastaron 1,2 de sus 3 billones de dólares del presupuesto total en el ejército y servicios de seguridad. Aún hoy la Administración Obama mantiene cerca de 1.000 bases militares estadounidenses alrededor del planeta. Cuando llegó al poder, los norteamericanos estaban inmersos de lleno en dos guerras. A la de Afganistán Obama la llamó “guerra de necesidad” y decidió enviar 30.000 soldados más. Destinó 110.000 millones en programas militares y sólo 2.000 millones en desarrollo sostenible, en un país con una corrupción tremenda. En la actualidad siguen aún en el país casi 10.000 hombres, aunque aseguró recientemente que está previsto que vuelvan a finales de 2016. En cuanto a Irak, prometió en campaña que haría regresar a las tropas inmediatamente, que era una Guerra sin sentido. Después dijo en 16 meses, después en 30, y finalmente el regreso se produjo en 2011. Lo hicieron tras haber sufrido numerosas bajas y dejando atrás un país en situación caótica, casi en guerra civil. Incluso en la recepción de las tropas volvió a relacionar el 11-S con Irak, como hizo Bush en su día.

Viendo todo este historial, la palabra “decepción” sería quizás la más adecuada para definir a Obama en su primera legislatura y el “cambio” que se prometió parecía muy alejado de la realidad. Si bien es cierto que desde 2010 la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana y esto ha impedido que prosperen muchas de sus propuestas, este hecho no puede servir de excusa en un país donde el Presidente dispone de tanto poder. A pesar de todo, en 2012 salió reelegido y en esta segunda legislatura sus políticas parecen indicar un cambio de rumbo hacia el progresismo que tanto proclamaba, sobre todo en los últimos meses. La mejora en la economía parecía no llegar, pero en 2013 los resultados ya empezaron a verse. El agresivo rescate bancario (tan criticado en su momento) y el plan de estímulo de 800.000 millones de dólares (inversiones y rebajas de impuestos) que la Reserva Federal aprobó en 2009, han acabado sirviendo de base para el actual crecimiento estadounidense. El desempleo se ha reducido a la mitad en estos dos últimos años (es de un 5,5% en la actualidad), un periodo en el que EEUU ha crecido al 2,8% de media. Y el dólar está más fuerte que nunca. Aunque cierto es que no se deben lanzar las campanas al vuelo. A pesar de los excelentes datos macro-económicos, las brechas entre los ciudadanos son cada vez más grandes, y sólo el 1% de la población ha visto aumentados sus ingresos en este periodo. La tan demandada reforma en el sistema sanitario también se está acometiendo. En 2011 se aprobó la “Ley de protección al paciente y cuidado de salud asequible”, también llamada ObamaCare, y cada vez más ciudadanos disponen de seguro médico a costos asequibles. Sin embargo, aún el 13% de la población se encuentra sin cobertura sanitaria. La que nunca se ha llegado a aprobar, a pesar de que sigue insistiendo, es su ambiciosa Ley Migratoria, pero en Noviembre pasado anunció acciones ejecutivas para evitar que unos 5 millones de indocumentados fuesen deportados, en su mayoría latinos.

También en política exterior parecen estar cambiando las cosas. Las tensiones con China se están rebajando últimamente, y la postura con Irán ha mejorado de forma notable. Incluso se lleva meses negociando con el país de Oriente Medio un acuerdo sobre el tema nuclear, el cual parece muy próximo, así como se está colaborando tanto con ellos como con Siria en la lucha contra los terroristas del Estado Islámico. En Diciembre se realizó un anuncio histórico, el restablecimiento y normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba tras más de 50 años de aislamiento, y tanto Presidentes como distintos cargos de ambos países mantienen conversaciones regularmente. En cuanto a la relación con la Unión Europea, Obama ha sido crítico en diversas ocasiones con las políticas de austeridad que se aplican desde Bruselas, recordando los buenos datos de la economía norteamericana debido a medidas totalmente contrarias, de estímulo y reactivación. Incluso tuvo un guiño hacia el gobierno griego izquierdista de Syriza en sus disputas con la UE, diciendo que “no puedes seguir exprimiendo a países que se encuentran en medio de una depresión”. También destacables son las críticas hacia Israel en las últimas semanas, tras la victoria del ultraconservador Netanyahu en las elecciones hebreas. El entonces candidato había asegurado que haría todo lo posible por evitar un Estado Palestino, y desde Washington han recriminado sin matices esta actitud diciendo que la mejor solución para Oriente Próximo es la de dos Estados. Sorprende por novedosa esta posición ante un aliado histórico como es Israel. Aunque siguen colaborando en asuntos comerciales, militares y de espionaje, los americanos ya no ofrecen ese incondicional apoyo de antaño e incluso se están planteando dejar de blindarlos en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Habrá que esperar hasta finales de 2016, cuando Obama termine su segundo mandato y deje la Casa Blanca, para comprobar cuál es finalmente el legado que deja como Presidente. Lo que parece ya claro es que no será ni un éxito tan rotundo como se vislumbraba en 2008, ni tampoco un absoluto fracaso como parecía en 2012.

sábado, 7 de marzo de 2015

Cuando todo vale



Es “La Crida”, el acto que cada año inaugura de forma oficial las Fiestas de Valencia, Las Fallas, y que se suele celebrar el último fin de semana de Febrero. Este año tuvo lugar el pasado Domingo 22. La mujer del vídeo no es una turista castellana a la que le tocara por sorteo subirse al balcón y pronunciar unas palabras en valenciano. No. Es Rita Barberá Nolla, alcaldesa de Valencia desde el año 1991.

Para los que no habléis el valenciano, ya os confirmo yo lo lamentable e imperdonable del discurso. Se mire por donde se mire. La mandataria, en un intento de complacer a sus conciudadanos, decidió arrancarse en un idioma que nunca se ha interesado en dominar y el resultado fue así de vergonzoso. Lo más triste de todo, es que a los españoles apenas nos extrañan ridículos como este cuando de políticos e idiomas se trata. No intento generalizar, pero los problemas por ejemplo de muchos mandatarios importantes con el Inglés son ya bastante habituales. Zapatero decía que exigir su dominio para poder acceder a un alto cargo político era injusto y discriminatorio. Yo me pregunto, ¿por qué no dejamos el orgullo a un lado y aprendemos el idioma que se habla en el mundo? Y más aún si se trata de cargos como Presidente del Gobierno, con la importancia que tiene su imagen de cara al exterior. Otros como Aznar incluso optaban por darle un acento mejicano al asunto, a ver si así los periodistas norteamericanos le entendían. Qué pensarán de nosotros por ahí fuera…


Sin embargo, el caso particular de Barberá es más lamentable si cabe. La alcaldesa valenciana lleva 24 años en el cargo, casi un cuarto de siglo, y en todo este tiempo no ha logrado aprenderse el idioma tradicional de su Comunidad, co-oficial junto al castellano. Aparte de la falta de respeto evidente que supone hacia los valencianos y su Historia, nos permite intuir los verdaderos intereses de muchos de nuestros políticos: si la señora Rita Barberá gana cada cuatro años las elecciones sistemáticamente y está logrando perpetuarse en el cargo… ¿por qué debería interesarse por la cultura de su tierra? ¿Por qué? ¡Pero si no le hace falta! ¡Tiene su puñado de votos asegurados y listo! La verdad es que el término “representante del pueblo” debería estar prohibido cuando hablamos de políticos así. Cuando, al parecer, todo vale.

lunes, 16 de febrero de 2015

El fin de la URSS

A principios de los años 80 la Unión Soviética seguía totalmente enfrentada con los Estados Unidos en la denominada Guerra Fría, con la amenaza nuclear siempre presente. A pesar de la precaria situación de su población, los soviéticos seguían destinando año tras año gran parte de sus recursos a la partida militar. Sin embargo, en 1985 Mijail Gorbachov es elegido Secretario General del PCUS y se atisba un cambio de rumbo. Acomete un plan de reformas con el objetivo de salvar la economía y democratizar el Régimen, se adoptan medidas económicas de carácter liberal y también se promete a los ciudadanos mayores libertades. Es la conocida como Perestroika.

Verdaderamente la población empieza a gozar de más libertad de expresión, se acaba con la censura de los medios, terminan las represiones políticas y religiosas, pero las condiciones de vida de la gente no mejoran, y se arrastran los problemas económicos y de producción de años atrás. Los cambios no son suficientes para un sector del Partido, liderado por Boris Yeltsin, que pide mayor celeridad y alcance en las medidas, y las divisiones son cada vez más evidentes dentro del propio Gobierno.

En Noviembre de 1989 cae el Muro de Berlin, símbolo de la separación entre el Bloque Occidental y el Comunista. Estados pro-soviéticos hasta la fecha como Polonia, Hungría y Checoslovaquia, exigen que se abran las fronteras y que sus ciudadanos puedan viajar libremente a los países occidentales. Al mismo tiempo, la población alemana lleva ya tiempo aspirando a la unificación de su territorio. Desde el Kremlin aceptan finalmente tales demandas y no ponen impedimentos al derrumbe del muro, en pie desde hacía 28 años. Por extensión, se considera también abolido el llamado “Telón de Acero”, la frontera ideológica entre los países de la OTAN (occidentales) y los miembros del Pacto de Varsovia (comunistas), vigente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La URSS comienza a debilitarse.

Unos meses después, Gorbachov decide acudir en persona a Lituania, para intentar calmar las ansias independentistas de gran parte de la población. No lo consigue, y el país báltico declara poco después su Independencia de forma unilateral. Se convierte en el primer Estado en separarse de la Unión Soviética.

1991 es el año decisivo. Durante los primeros meses el Secretario General, con el fin de enderezar la situación, decide dar un giro a su política, y coloca en los cargos importantes a los comunistas más conservadores. Se ordena la intervención militar en Lituania y Letonia, en un intento a la desesperada por evitar el desmembramiento soviético. Los intentos de golpes de Estado se saldan en fracaso ante la resistencia de la población, y se producen varias muertes y centenares de heridos. La imagen de la URSS además queda muy dañada a ojos del mundo.

A mediados de año, y valiéndose de las medidas democráticas que se habían implantado, Boris Yeltsin logra convertirse en el primer Presidente de Rusia y, debido a su posición contraria al Régimen Soviético, las tensiones aumentan. En Moscú existen ahora dos Presidentes, que además están totalmente distanciados.

El 19 de Agosto, aprovechando un viaje de Gorbachov a Crimea, el sector más conservador del Partido promueve, junto al Servicio de Inteligencia (KGB), un intento de Golpe de Estado en la capital, tras haberlo estado conspirando desde hacía meses. Sin embargo, una multitud de ciudadanos decide mostrar su disconformidad, y en la misma calle piden a los militares que no abran fuego. Las dudas crecen entre los golpistas, y es entonces cuando Yeltsin aparece. El Presidente ruso escenifica su rechazo al movimiento al subirse a uno de los tanques situados frente al Parlamento y pide calma y unidad a la población, ratificando el orden institucional. Los tanques empiezan a retirarse. Gorbachov, que había estado aislado por el KGB en su residencia de Crimea durante los tres días que duró el intento de Golpe, regresa entonces totalmente humillado y debilitado.

A principios de Diciembre, en Bielorrusia, se le atesta el mazazo definitivo a la URSS. Los Presidentes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania firman, a espaldas de Gorbachov, un Tratado para la disolución del gigante soviético, y declaran la creación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). El día 21 en Almá-Atá (Kazajstán) el resto de Repúblicas se les une y ratifican el acuerdo. Finalmente, el 25 de Diciembre de 1991, Gorbachov presenta su dimisión como Presidente de la Unión Soviética y ésta, sin poderes reales desde hacía ya varios meses, queda disuelta oficialmente.

Dos aspectos positivos se pueden sacar del proceso. Uno es la llegada de la democracia a los Estados resultantes, donde la población puede elegir libremente a sus representantes y goza de las libertades propias de los países del primer mundo. Y la otra, los medios pacíficos con los que se produjeron los acontecimientos. Un éxito sin duda, ya que por desgracia la Historia nos ofrece multitud de ejemplos en los que cambios de Régimen o creación de nuevos Estados se saldan con sangrientas guerras civiles.

Sin embargo, las prometidas mejoras para la población no son tan evidentes, sobre todo en la gran Rusia. Las medidas liberales implantadas en estos casi 25 años y la llegada de la Economía de Mercado no han logrado acabar con las miserias comunistas, ni mucho menos. La gente más desfavorecida vive incluso en peores condiciones que durante el periodo soviético, en un país donde las diferencias sociales aumentan paulatinamente. Mientras que los ricos son cada vez más ricos, el grueso de la población sufre cada día más. Muchas cosas deben cambiar en un país donde la corrupción (a todos los niveles) está a la orden del día, y en el que su gobierno parece estar más interesado en el gasto militar y su política exterior, que en mejorar las condiciones de vida de su gente.


martes, 20 de enero de 2015

Hay luz al final del túnel

La política española ha atravesado los últimos años posiblemente el mayor bache en los casi 40 años de democracia que llevamos. La gente de la calle ha ido paulatinamente perdiendo la confianza en “sus representantes”, a medida que aumentaban (o al menos se iban haciendo públicos) los casos de corrupción, y también su mala gestión ante la crisis que está sufriendo Europa y en mayor grado España. Utilizo las comillas porque esa función es la que en teoría debería tener un político, la de representar la voluntad popular y atender sus necesidades, pero después en la práctica hemos visto como en muchos casos no ha sido así. Tenemos multitud de ejemplos, sobre todo en los dos partidos que han gobernado mayoritariamente en nuestro país (PP y PSOE), de gente que únicamente ha actuado en beneficio particular, o al menos lo ha priorizado sobre el servicio público. El resultado: un país quebrado económica y socialmente, y con unos ciudadanos cada vez pasándolo peor que señalan a los políticos como máximos responsables. El 15 de Mayo de 2011 se llegó al punto álgido de toda esta frustración. El después llamado Movimiento 15-M (o movimiento de los indignados) fueron unas protestas pacíficas que comenzaron ese día en la Puerta del Sol (Madrid), con las que la gente ponía de manifiesto su malestar. Las causas que lo motivaron fueron tales como: crisis económica, casos de corrupción, medidas de austeridad, nula democracia representativa, desempleo, desahucios, fracaso del bipartidismo… etc. El movimiento tuvo gran repercusión mediática, y se extendió a todos los rincones del país con numerosas manifestaciones. La desconfianza que en ese momento había en la clase política era tremenda. Frases como “todos son iguales” o “sólo piensan en ellos mismos” estaban en bocas de todos. Y la verdad es que, viendo la gente que se sentaba en el Congreso y su escasa capacidad por lo general, el futuro parecía pintar muy negro.

Sin embargo, en los últimos meses hemos venido asistiendo a la irrupción de lo que parece ser una nueva ola de políticos. Al menos, hay indicios esperanzadores. Partidos jóvenes como Podemos o Ciudadanos, y en menor medida UPyD o IU, están cada vez más arriba en las encuestas de intención de voto, mientras el bipartidismo PP-PSOE se desmorona. Y este cambio de tendencia viene en gran parte motivado por esos nuevos nombres de los que hablamos. Gente joven, inteligente, preparada, que están sabiendo canalizar y aglutinar el malestar social existente, con discursos realistas y directos que huyen de los tópicos de los políticos tradicionales. Es gente que viene del mundo académico o profesional, que han sabido alejarse de la tradicional clasificación derechas-izquierdas o conservadores-progresistas para centrar el debate en torno al sentido común y los problemas reales de la gente. Además, estos nuevos políticos se han dado cuenta de la importancia que tienen hoy los medios y las redes sociales, y están muy presentes en tertulias de televisión o Twitter. Hay bastantes ejemplos, pero he querido centrarme en tres nombres. Tres jóvenes que nos hacen pensar en que otra forma de política es posible, que hay luz al final del túnel.


ALBERT RIVERA (Ciudadanos)

Albert Rivera Díaz (Barcelona, 1979) es el mayor de los tres. Licenciado en Derecho por ESADE, y con un Posgrado en Derecho Constitucional, es diputado en el Parlamento de Cataluña representando a Ciudadanos, del que es presidente desde 2006, poco después de su fundación. Hasta ahora el partido sólo se presentaba en Cataluña, pero debido al crecimiento que están viviendo, ya han anunciado que lo harán en toda España en los próximos comicios. Declarado como partido constitucionalista, progresista y anti-nacionalista, esta última ideología les ha traído problemas en Cataluña, y más a Rivera en particular. En sus primeros años recibió incluso amenazas de muerte, que le hicieron cuestionarse su continuidad en la política. Al final decidió seguir y hoy en día es uno de los políticos mejor valorados por la ciudadanía. De fuerte carácter, destaca por el carisma que tiene y por su discurso realista, valiente y directo.



ÍÑIGO ERREJÓN (Podemos)

Íñigo Errejón Galván (Madrid, 1983) es licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, donde también obtuvo el Doctorado. Secretario de Política de Podemos desde el pasado 15 de Noviembre, fue el jefe de campaña del nuevo partido para las elecciones al Parlamento Europeo de Mayo, cuyo resultado fue un rotundo éxito. Trabajó como investigador en Venezuela, y más recientemente en la Universidad de Málaga y en la Complutense, donde sigue en la actualidad. De discurso complejo y elaborado, a Errejón cuesta a veces incluso entender lo que dice, debido a su amplio vocabulario y enorme inteligencia. Es una de las cabezas pensantes de Podemos, ese partido nacido hace ahora un año y que está ya desafiando la correlación de fuerzas en la política española.



ALBERTO GARZÓN (Izquierda Unida)

Alberto Garzón Espinosa (Logroño, 1985) es el más joven. Estudió Economía en la Universidad de Málaga y más tarde cursó el máster de Economía Internacional y Desarrollo en la Complutense. Afiliado en las Juventudes Comunistas durante su juventud, es diputado por Izquierda Unida en el Congreso desde las Elecciones Generales de 2011, pocos meses después del 15-M, donde Alberto fue uno de los portavoces y miembros más activos. También es autor de varios libros y tesis económico-sociales. Es un joven de apariencia muy calmada, pero eso no minimiza su mensaje reivindicativo, directo y moderno. En un partido que parecía ir a la deriva, Garzón parece el idóneo para cambiar ese rumbo, y con apenas 29 años ya ha recibido la confianza de dirigentes históricos de su formación, como Julio Anguita. Actualmente es candidato a las primarias de Izquierda Unida donde se elegirá al líder del partido, puesto para el que es el gran favorito.

viernes, 9 de enero de 2015

¿Matar al mito?

¿Disciplina o auto-gestión? ¿Autoridad del entrenador o libertad de la estrella? ¿Trato igualitario o personalizado? Son preguntas muy recurrentes en el mundo del deporte, sobre el eterno debate de cómo se debe llevar el grupo por parte del entrenador. Hay opiniones de todo tipo. Estos días tal debate está muy de actualidad en Barcelona. 

La cada vez más deteriorada relación entre Luis Enrique y Leo Messi estalló definitivamente el pasado fin de semana. En el entrenamiento vespertino del Viernes, el crack le recriminó al técnico que no le pitase una falta durante el partidillo, y ambos se engancharon en una fuerte discusión. Cuentan que algún peso pesado tuvo que mediar para que la cosa no fuese a más. El Domingo, Luis Enrique decidió dejar a Leo en el banquillo de Anoeta, y al argentino no le sentó nada bien. Al día siguiente, el jugador se borró del entrenamiento a puertas abiertas simulando una gastroenteritis. Pero todo esto sólo ha sido la punta del iceberg. Desde hace ya un tiempo la relación entre ambos se ha venido complicando. La manera autoritaria que tiene el asturiano de llevar un vestuario parece no haber sentado bien a la estrella, de carácter ya de por sí muy delicado, quien además no soporta a algunos integrantes del staff técnico, sobre todo al psicólogo. Luis Enrique ya tuvo problemas en la Roma cuando decidió sentar en varios partidos a la leyenda romana Totti. Y es que parece que en su metodología está el tratar a todos por igual. Se llame como se llame. En principio, puede parecer la estrategia adecuada y la más justa, pero cuando en tu equipo tienes a un mito, uno de esos jugadores que salen cada 50 años, la cosa cambia. Y a lo mejor lo más inteligente es crear todas las condiciones para que el mito esté a gusto. Porque con él a gusto, los triunfos llegarán, y con ellos la felicidad de mucha gente. Guardiola, por ejemplo, lo entendió perfectamente y con él se vio al mejor Messi. También lo entendieron en Chicago, en los años 90, cuando disfrutaban del posiblemente mayor mito de la historia del deporte. Michael Jordan era conocedor y daba su consentimiento a todas y cada una de las decisiones que se tomaban en la franquicia de Illinois, pero hay una anécdota en concreto que lo escenifica muy bien. Fue durante la noche del Draft del año 1997. Jerry Krause, General Manager de los Bulls, consciente de la veteranía de aquella plantilla, estaba decidido a hacer algún movimiento con tal de rejuvenecerla, pensando en el futuro. La decisión estaba tomada. Enviarían a Scottie Pippen (32 años) a los Toronto Raptors, a cambio de la cuarta elección del Draft, que pensaban utilizar en el prometedor Tracy McGrady. Pero cuando todo estaba listo, una llamada de Jordan, amenazando con la retirada si traspasaban a su mejor amigo, dio al traste con la operación. Aquella temporada, con Jordan y Pippen al mando, los Chicago Bulls ganarían su sexto anillo de la NBA.  

Con todo esto no quiero decir que esté en contra de la disciplina y autoridad de entrenadores o directivos. Más bien lo contrario, con el 99,9% de los jugadores se deben aplicar, sobre todo para la buena dinámica del grupo y que nadie se sienta discriminado. Pero no con las leyendas. Salen muy de vez en cuando y las debemos cuidar. Curiosamente además, en sus vestuarios no suele pasar nunca nada, porque sus compañeros (como ocurre en este Barça y ocurría en aquellos Bulls) son los primeros que aceptan el status de su estrella y sus privilegios. Porque se los ha ganado. Y si la estrella sigue a gusto, ellos ganarán. Y ganaremos los aficionados, los verdaderamente importantes en este negocio. Y es que, no lo olvidemos, la gente que ama el deporte en todo el mundo lo hace por mitos como Leo Messi o Michael Jordan, y no por los entrenadores o directivos de turno. No matemos al mito.