"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias". Winston Churchill.

miércoles, 25 de enero de 2017

Somos nosotros

Ha vuelto a pasar. Una desgracia de un personaje público ha servido de nuevo para que saquemos lo peor de nosotros, otra vez a través de las redes sociales. Y sabemos que no es nada nuevo, lamentablemente. Sobre todo en Twitter, esa gran conversación donde todos cabemos, se pueden ver a diario auténticas barbaridades. Da miedo pensar el tiempo que perderán al día los famosos bloqueando a seguidores...

Esta semana un caso ha saltado a los medios, quizás debido a su extrema gravedad. La muerte de la cantante y modelo Bimba Bosé ha sido utilizada por muchos, aunque parezca mentira, para mofarse de su popular tío Miguel Bosé. Los tuits se han publicado por todos sitios, y son tan detestables que casi mejor no volverlos a mostrar. El debate en los medios (y también en la calle) con este tema suele girar en torno a cómo denunciar y castigar a estos individuos a través del Código Penal. Qué opciones hay y cuáles deberían haber. Es importante, está claro. Esos mediocres deben ser identificados y pagar por ello... pero no olvidemos que esto no es más que una medida correctora, a posteriori. Si de verdad se quiere acabar (o al menos reducir) el problema en el futuro hay que ir al origen, a la causa de verdad, que no es otra que la falta de educación. A evitar que vuelva a pasar. Sí, una vez más, la importancia de la educación en la sociedad. No conviene olvidarlo... y no estaría de más que se hablara algo más de ello. Pero quizás lo más sorprendente sea esa reacción tan común (cada vez se oye más) de echar la culpa a las redes sociales, "al Internet", como si fuese un ente de "nosesabedonde", donde habita "nosesabequien". Ocurre mucho con las generaciones más mayores, diciendo que ahí sólo hay maleducados y gente violenta. No se han enterado. Las redes sociales no son "otro país" que ha surgido los últimos años con el fenómeno Internet. Tan sólo son un altavoz, un jugoso escaparate donde esa gente, antes sólo sufrida por sus círculos íntimos, exhibe ahora su mediocridad. Pero siempre han estado ahí.

Puede parecer una obviedad todo esto, pero lo que es es algo muy serio. Si nos seguimos quedando en análisis superficiales, despreciando la importancia de una educación de calidad, considerando a esos violentos y maleducados como algo ajeno a nosotros, o a las redes sociales como "un mundo aparte", no sólo no evitaremos que vuelvan a ocurrir... si no que tendremos más. Cojamos el toro por los cuernos. Ampliemos el análisis, seamos realistas y hagamos autocrítica. Porque toda esa gente también somos nosotros. Y sólo aceptándolo podremos empezar a cambiar.