"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias". Winston Churchill.

jueves, 22 de mayo de 2014

Motivos para creer

Pues al ataque. Así de simple se expresó Luis Enrique cuando se le preguntó ayer en su presentación cómo jugará el Barcelona la próxima Temporada. Parece una obviedad, pero define muy bien cómo piensa el nuevo entrenador azulgrana. Un tipo peculiar, que huye de tópicos, con un mensaje claro, y que parece tener todo bajo control ante los periodistas. Parece una tontería, pero bajo mi punto de vista ese “talante” es fundamental en Can Barça. Me recuerda mucho a Guardiola en ese sentido, y fue uno de los hándicaps que tuvo Martino. Repasando la rueda de prensa de su presentación podemos hacernos una idea de lo que hablamos.


PARECIDO CON GUARDIOLA
Está claro que es injusto compararle ya con Guardiola. Ayer, cuando se le preguntó, prácticamente repitió lo que dijo Tito Vilanova en su día: “todas las comparaciones con Pep las voy a perder”, pero sí es cierto que el asturiano tiene un perfil muy parecido al de Santpedor. Y eso son buenas noticias para el barcelonismo. Además de esa misma actitud cara a la prensa, comparten una idea futbolística, la de salir a dominar los partidos y tener el balón, junto con una gran presión en campo contrario para recuperarlo cuanto antes. La mayoría de la plantilla ya sabe de qué va esto, y ese es un camino que Luis Enrique por suerte ya tendrá en parte recorrido. También se trata de un exjugador culé muy querido, siendo incluso capitán del equipo en sus últimos años. Si consigue transmitir a sus jugadores sólo una tercera parte de la ambición y entrega que él tenía como jugador ya tendrá mucho hecho.

LOS PROS
Analizando las ventajas que a priori tiene su designación, para mí hay una que destaca sobre el resto. Este equipo necesita un cambio de rumbo, alguien que llegue con ilusión y que le dé un nuevo impulso. Tras un año decepcionante, y en el que se observó una alarmante desidia por parte de los jugadores (sobre todo en los últimos meses), Luis Enrique llega con la misión principal de volver a motivarles. Y no le temblará el pulso a la hora de realizar cambios en la plantilla si así lo considera. Carácter desde luego le sobra para ello. En ese aspecto creo que es la antítesis de Tata Martino. El argentino aterrizó con la idea de tocar poco, sin introducir apenas cambios, y dotando al grupo de cierta autogestión. Se ha demostrado que fue un error.
En ese llamado “entorno”, tan influyente en Barcelona, ya se van viendo síntomas de que Lucho se lo está empezando a ganar. Los dos periódicos deportivos más influyentes en Cataluña, mostraban un gran optimismo hoy en sus portadas: “ILUSIONA Y CONVENCE” titulaba Sport, mientras que Mundo Deportivo abría con “LIDER TOTAL”. Además, ya en la presentación se empezó a observar cierta complicidad entre periodistas y entrenador, lo que hace augurar una buena relación, al menos de entrada.
Otro punto a favor es la apuesta que hará por la cantera. Estuvo tres temporadas al frente del filial azulgrana y sabe a la perfección cómo trabaja el club sus categorías inferiores, además de conocer a muchos de los integrantes actuales del Barça B y algunos del primer equipo, con los que trabajó. Este hecho, en un club que destina tantos recursos y trata tan bien el fútbol base como el Barcelona, es fundamental.

LOS CONTRAS
Dos son los hándicaps principales que sus detractores le achacan, pero que a mi parecer no lo son tanto. La falta de experiencia no creo que sea un impedimento. El Barcelona es un club peculiar, con un entorno especial, y no necesita de entrenadores experimentados para que se logren éxitos. Miren los casos de Rijkaard y Guardiola. Ambos eran apuestas totalmente arriesgadas, sin apenas experiencia en los banquillos, pero sus elecciones resultaron muy exitosas basándose en el buen talante con la prensa, la buena relación con los jugadores (al haberlo sido también ellos) y su gusto futbolístico. Luis Enrique es ese mismo perfil.
La otra gran duda es su paso por la Roma, que terminó en decepción. Se le eligió para liderar un gran cambio en el club, implantando un sistema de juego totalmente innovador allí y con muchos cambios en la plantilla, y no se tuvo paciencia con él. Además le tocó sufrir la adaptación a la complicadísima liga italiana. Tras un año discreto en cuanto a resultados (quedaron fuera de Europa), él mismo decidió marcharse aludiendo que se sentía agotado y sin fuerzas para seguir. Sus continuas disputas con la prensa eran un reflejo de que nunca se sintió cómodo, y aunque el club romanista lo intentó evitar, decidió tomarse un año sabático para recuperar fuerzas.

Y es que Luis Enrique, como gran amante de este deporte que es, vive el día a día de la forma más intensa posible. En eso también recuerda mucho a Guardiola. Son el mejor ejemplo de entrenadores perfeccionistas, que cuidan el más mínimo detalle, y que prácticamente cada minuto del día están pensando en fútbol. Pero cuidado, esta virtud también es un arma de doble filo. Y es que para que esa dedicación llegue a buen puerto necesita de la colaboración de sus jugadores, que crean ciegamente en él para cumplir sus exigencias. Pep lo logró, los convenció, y está por ver si Luis lo conseguirá. Sin embargo, hay un factor que es la clave de todo, que está por encima del resto y que marcará en gran medida el éxito o no de este nuevo proyecto azulgrana: Recuperar a Leo Messi. Ese será el mayor reto de Luis Enrique.

viernes, 9 de mayo de 2014

En igualdad de condiciones

8 eliminatorias a 7 partidos. 4 de ellas resueltas por 4-3, 1 por 4-2 y tan sólo 2 se decidieron con cierta claridad, 4-1 y 4-0. Hablamos de la primera ronda de los Playoffs de la NBA, que se disputan actualmente en Estados Unidos. La asombrosa igualdad que muestran es un reflejo perfecto de cómo funcionan las grandes ligas norteamericanas. Y es que, además del baloncesto, también en fútbol americano, hockey o béisbol existen multitud de equipos con opciones serias de luchar por el título cada año. ¿Cómo es posible? Desde España, y yo diría Europa en general, esto nos parece una auténtica utopía, ya que nosotros estamos acostumbrados a todo lo contrario. Aquí, salvo alguna sorpresa puntual cada X años, únicamente pueden competir los dos o tres equipos de siempre, debido a las gigantescas diferencias entre presupuestos. Tal vez debamos dejar el orgullo de lado y aprender de lo que pasa al otro extremo del Atlántico.

Como decíamos, las eliminatorias por el título en la mejor liga de baloncesto del mundo no podían empezar más emocionantes:


Salvo Miami Heat y Washington Wizards, que resolvieron con comodidad sus compromisos, lo cierto es que la igualdad en las otras seis eliminatorias ha sido evidente. Especialmente sorprendente son los casos de los dos equipos que terminaron como líderes de Conferencia la temporada regular, San Antonio Spurs y Indiana Pacers. A priori, este hecho debería hacernos pensar que pasarían cómodamente de ronda, y nada más lejos de la realidad. Dallas Mavericks y Atlanta Hawks eran sobre el papel claramente inferiores, pero tanto los de Texas como los de Indiana tuvieron que sudar sangre para eliminarlos en siete partidos. Los cruces entre Houston Rockets – Portland Trail Blazers y Los Angeles Clippers – Golden State Warriors en cambio sí se presentaban más igualados, sobre todo por la calidad de las cuatro plantillas. Los encuentros no decepcionaron y terminaron decidiéndose con 2-4 y 4-3 respectivamente, con impresionantes exhibiciones ofensivas. Pero fue el emparejamiento entre Toronto Raptors y Brooklyn Nets el que más emoción tuvo. Después de seis intensos partidos, un tapón de Paul Pierce en el último segundo del séptimo disputado en Canadá dio el pase a los neoyorkinos. Todo esto nos deja bien claro lo complicado que es ganar cada encuentro en la NBA, y nos brinda unas apasionantes semifinales de Conferencia. Pero es que, analizando los equipos que ni siquiera se clasificaron para Playoffs, la sorpresa aún es mayor. Que instituciones tan históricas como Los Ángeles Lakers, Boston Celtics o New York Knicks se hayan quedado fuera confirma aún más si cabe la igualdad de la que hablamos. Y la verdad es que lo de este año no es casualidad. Para definir cómo funciona la NBA podríamos hablar de tres aspectos. El primero y creo que principal es el llamado límite salarial. Las 30 franquicias disponen de un mismo tope presupuestario (en torno a los 70 millones de dólares) destinado a los salarios de los jugadores, y el que se pase debe pagar una tasa en forma de multa. La alta cuantía de estas provoca que los equipos apenas se excedan. Esta medida evita que los equipos con mayor potencial económico sean los únicos con opciones de fichar a los mejores. El segundo punto a destacar es cómo las franquicias reclutan jugadores. Existe la posibilidad de fichar digamos de forma convencional, como en el resto del mundo, ya sea desde ligas menores norteamericanas o desde el exterior, pero la fuente de entrada principal a la NBA es a través del Draft. Se trata de un sorteo anual mediante el cual los equipos eligen de entre los mejores jugadores universitarios a sus preferidos. El orden de elección se decide por sorteo y, para incidir en la igualdad de la competición, a los equipos peor clasificados se les otorga mayores probabilidades estadísticamente hablando. Así, normalmente son éstos los que fichan a las futuras estrellas de la liga. Y el tercer aspecto importante son los contratos de los jugadores. Si alguien firma con una franquicia por 5 años y 7 millones de dólares, esas cifras se respetan completamente, aunque sea traspasado a otro lugar. Esto da una gran seguridad a los jugadores, pero también a los equipos. Y es que son estos los que deciden dónde quieren mandar a sus jugadores, siempre dependiendo del ajuste salarial del que hablábamos, y ellos apenas tienen voz en tal decisión. Con su contrato asegurado, sólo tienen que preocuparse de jugar. Creo que quedan claras las grandes diferencias respecto a cómo funcionamos por aquí.

Pero es que también ocurre lo mismo en las otras tres grandes ligas norteamericanas. Aunque cada una con sus particularidades, todas ellas funcionan más o menos con el mismo sistema que hemos analizado de la NBA. Y cómo no, el resultado es el mismo: una gran igualdad entre sus equipos. Si analizamos los resultados de los 15 últimos años lo vemos claramente. En cuanto al fútbol americano (NFL), tan sólo han sido cuatro los que han logrado repetir como ganadores de la Super Bowl, siendo los New England Patriots los únicos en hacerlo en tres ocasiones. Baltimore Ravens, Pittsburgh Steelers y New York Giants lo hicieron solo en dos. Idéntico balance hay en las grandes ligas de béisbol (MLB). Boston Red Sox son los únicos que pueden presumir de haber salido campeones por tercera vez, mientras que New York Yankees, St Louis Cardinals y San Francisco Giants repitieron una única vez. Y más igualdad si cabe ha habido en el hockey (NHL) durante estos años. Ningún equipo ha sido capaz de repetir título más de una vez, siendo los únicos con doblete New Jersey Devils, Detroit Red Wings y Chicago Blackhawks.

Está claro que existen muchas diferencias respecto a los Estados Unidos, tanto a nivel económico, social o cultural. Y es evidente que no se pueden trasladar al completo los sistemas de estas competiciones, ya sea por la falta de capital privado, la inexistencia de programas deportivos universitarios, el escaso apoyo de patrocinadores locales… etc. Pero estoy seguro de que tenemos mucho margen de mejora, y los responsables de nuestras ligas deberían ponerse manos a la obra e ir introduciendo mejoras en busca de una mayor igualdad. Porque terminaría siendo beneficioso para todos. Quizás se podría empezar por limitar los presupuestos o negociar de otra manera los contratos de televisión. En Estados Unidos, a principio de cada temporada, prácticamente cualquier aficionado del país tiene esperanzas de que su equipo pueda salir campeón, en el deporte que sea, o al menos competir con los mejores. Desde Portland hasta Miami o de Phoenix a Boston todos parten con las mismas condiciones, y eso le da una riqueza a sus competiciones que también nosotros deberíamos buscar. Y es que, hablando por ejemplo de nuestro país, ya va siendo aburrido la verdad que a principio de cada temporada sólo desde Madrid y Barcelona tengan derecho a soñar.