
La realidad es que su primera legislatura estuvo
plagada de decepciones. En cuanto a política interior, una de sus grandes
promesas era recuperar la transparencia perdida años atrás, con el fuerte
espionaje que se ejercía a todos los niveles, desde altos cargos militares
hasta ciudadanos. Pero luego, al entrar en el Gobierno, siguió con las mismas
prácticas que ejerció Bush en temas de seguridad nacional: secretos de Estado
sobre torturas, espionajes ilegales, asesinatos selectivos, persecución de
ex-militares y ex-funcionarios que denunciaban ilegalidades (casos WikiLeaks y
Snowden),…etc. En 2010, había 1,5 millones de personas con permisos de alta
seguridad y 3.000 organizaciones de seguridad, todos actuando ajenos a la Ley.
En esos años, 1.700 millones de e-mails y comunicaciones eran interceptados
cada día. También prometió que si llegaba al poder asumiría durante el primer
año una ambiciosa Ley Migratoria para regularizar a los 11 millones de
indocumentados que hay en el país, pero nunca se llegó a aprobar. Es cierto que
la promovió y la presentó en la Cámara de Representantes, pero la mayoría
republicana la bloqueó. Otra de sus propuestas estrellas en Campaña era el
cierre de Guantánamo, la vergonzosa cárcel de alta seguridad ubicada en Cuba. A
los dos días se ser Presidente firmó la orden ejecutiva, pero otra vez los
republicanos lo frenaron. Posteriormente dijo que “tenía pensado cerrarla” en
un año como máximo, pero a día de hoy sigue abierta y, aunque se han ido
reduciendo el número de presos (unos 150 en la actualidad), se les traslada a
cárceles secretas en países aliados donde se sospecha que siguen las torturas. En
el aspecto económico-financiero, Obama se enfrentaba a un difícil reto: cómo
actuar con los grandes agentes financieros, cuyas malas prácticas habían
conducido en gran medida al colapso de la economía mundial en 2008. Repitió una
y otra vez que pagarían sus errores y que los contribuyentes no pondrían dinero
para arreglar sus irresponsabilidades. Sin embargo, al poco de salir electo
colocó a varios altos ejecutivos Wall Street en su Administración, y promovió
un millonario rescate a las grandes entidades bancarias que incluía la compra
de sus activos tóxicos. Además, por si fuera poco, recuperó a parte del equipo
económico de Clinton, los cuales aceleraron la desregularización de la economía
aumentando con ello la especulación.
La política exterior de Obama se preveía mucho más
sensata que la de Bush. Se posicionaba contrario a la beligerancia y a favor de
la diplomacia, pero el objetivo final de servir de “policía del mundo” difería
muy poco. Por su falta de experiencia en política internacional, optó por
rodearse de asesores duros y conservadores, manteniendo incluso al Secretario
de Defensa de Bush, Robert Gates. Se siguieron considerando enemigos del Estado
países como Venezuela, Irán, Corea de Norte, China o Rusia. A estos últimos se
les quiso intimidar aumentando los sistemas de misiles es países aliados de su
alrededor. Y a los chinos aún se les ve desde Washington como la gran amenaza
para la hegemonía mundial en el futuro. Se aumentaron considerablemente las
tropas y bases en países asiáticos para contenerlos. Además, EEUU siguió
promoviendo guerras civiles en África con dos objetivos: evitar que el gigante
asiático siga sumando aliados y apoderarse de las materias primas del
continente. Una de las decisiones más polémicas fue empezar a usar drones para
asesinatos selectivos extra-judiciales, en países como Afganistán, Irak, Pakistán,
Yemen, Libia o Somalia. Organizaciones pro derechos humanos siguen denunciando
numerosas bajas civiles en estos ataques. En 2011 EEUU acaparó el 78% de las
ventas de armas en el mundo, y se gastaron 1,2 de sus 3 billones de dólares del
presupuesto total en el ejército y servicios de seguridad. Aún hoy la Administración
Obama mantiene cerca de 1.000 bases militares estadounidenses alrededor del planeta.
Cuando llegó al poder, los norteamericanos estaban inmersos de lleno en dos
guerras. A la de Afganistán Obama la llamó “guerra de necesidad” y decidió
enviar 30.000 soldados más. Destinó 110.000 millones en programas militares y
sólo 2.000 millones en desarrollo sostenible, en un país con una corrupción tremenda.
En la actualidad siguen aún en el país casi 10.000 hombres, aunque aseguró
recientemente que está previsto que vuelvan a finales de 2016. En cuanto a
Irak, prometió en campaña que haría regresar a las tropas inmediatamente, que
era una Guerra sin sentido. Después dijo en 16 meses, después en 30, y
finalmente el regreso se produjo en 2011. Lo hicieron tras haber sufrido
numerosas bajas y dejando atrás un país en situación caótica, casi en guerra
civil. Incluso en la recepción de las tropas volvió a relacionar el 11-S con
Irak, como hizo Bush en su día.
Viendo todo este historial, la palabra “decepción”
sería quizás la más adecuada para definir a Obama en su primera legislatura y
el “cambio” que se prometió parecía muy alejado de la realidad. Si bien es
cierto que desde 2010 la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana y
esto ha impedido que prosperen muchas de sus propuestas, este hecho no puede
servir de excusa en un país donde el Presidente dispone de tanto poder. A pesar
de todo, en 2012 salió reelegido y en esta segunda legislatura sus políticas
parecen indicar un cambio de rumbo hacia el progresismo que tanto proclamaba,
sobre todo en los últimos meses. La mejora en la economía parecía no llegar,
pero en 2013 los resultados ya empezaron a verse. El agresivo rescate bancario (tan
criticado en su momento) y el plan de estímulo de 800.000 millones de dólares
(inversiones y rebajas de impuestos) que la Reserva Federal aprobó en 2009, han
acabado sirviendo de base para el actual crecimiento estadounidense.
El desempleo se ha reducido a la mitad en estos dos últimos años (es de un
5,5% en la actualidad), un periodo en el que EEUU ha crecido al 2,8% de media. Y
el dólar está más fuerte que nunca. Aunque cierto es que no se deben lanzar las
campanas al vuelo. A pesar de los excelentes datos macro-económicos, las brechas
entre los ciudadanos son cada vez más grandes, y sólo el 1% de la población ha
visto aumentados sus ingresos en este periodo. La tan demandada reforma en el sistema sanitario
también se está acometiendo. En 2011 se aprobó la “Ley de protección al
paciente y cuidado de salud asequible”, también llamada ObamaCare, y cada vez más ciudadanos disponen de seguro médico a
costos asequibles. Sin embargo, aún el 13% de la población se encuentra sin
cobertura sanitaria. La que nunca se ha llegado a aprobar, a pesar de que sigue
insistiendo, es su ambiciosa Ley Migratoria, pero en Noviembre pasado anunció
acciones ejecutivas para evitar que unos 5 millones de indocumentados fuesen
deportados, en su mayoría latinos.
También en política exterior parecen estar cambiando las cosas. Las
tensiones con China se están rebajando últimamente, y la postura con Irán ha
mejorado de forma notable. Incluso se lleva meses negociando con el país de
Oriente Medio un acuerdo sobre el tema nuclear, el cual parece muy próximo, así
como se está colaborando tanto con ellos como con Siria en la lucha contra los
terroristas del Estado Islámico. En Diciembre se realizó un anuncio histórico,
el restablecimiento y normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba
tras más de 50 años de aislamiento, y tanto Presidentes como distintos cargos
de ambos países mantienen conversaciones regularmente. En cuanto a la relación
con la Unión Europea, Obama ha sido crítico en diversas ocasiones con las
políticas de austeridad que se aplican desde Bruselas, recordando los buenos
datos de la economía norteamericana debido a medidas totalmente contrarias, de
estímulo y reactivación. Incluso tuvo un guiño hacia el gobierno griego izquierdista
de Syriza en sus disputas con la UE, diciendo que “no puedes seguir exprimiendo
a países que se encuentran en medio de una depresión”. También destacables son
las críticas hacia Israel en las últimas semanas, tras la victoria del
ultraconservador Netanyahu en las elecciones hebreas. El entonces candidato
había asegurado que haría todo lo posible por evitar un Estado Palestino, y
desde Washington han recriminado sin matices esta actitud diciendo que la mejor
solución para Oriente Próximo es la de dos Estados. Sorprende por novedosa esta
posición ante un aliado histórico como es Israel. Aunque siguen colaborando en
asuntos comerciales, militares y de espionaje, los americanos ya no ofrecen ese
incondicional apoyo de antaño e incluso se están planteando dejar de blindarlos
en el Consejo de Seguridad de la ONU.

No es bueno prometer lo que no se puede cumplir.
ResponderEliminarCasi siempre acaban pasando por el aro. No son los presidentes los que realmente mandan, sino los lobbys, las multinacionales, las petroleras, la industria armamentística, las farmacéuticas, etc. Y eso también es aplicable al caso europeo cuando hablamos de Merkel y de "su" política austericida. No es su política, es la de los grandes bancos y grupos económicos del mundo. Entender esto es empezar a entender la política internacional.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo recuerdo la enorme expectación que se creó en aquella campaña de 2008. El carisma de Obama, su gran discurso y su mensaje pacificador nos hacia ilusionar con un cambio en la forma de gobernar en el mundo. También el hecho de poder ser el primer presidente de raza negra indicaba que algo estaba cambiando. Después lamentablemente todo ha quedado en mucho menos sí.
ResponderEliminarUn saludo!!