"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias". Winston Churchill.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Superiores

Deberíamos estar hablando estos días de la histórica victoria de las futbolistas españolas en la Copa Mundial Femenina de la FIFA que tuvo lugar durante este pasado mes de Agosto en Australia y Nueva Zelanda. Y de lo superiores que fueron a sus rivales en una competición que nunca pudieron participar hasta el año 2015 y que les permite subir hasta el segundo puesto en el ranking FIFA, donde hasta hace apenas dos años no se encontraban ni entre las diez primeras. Hace tres años el fútbol femenino español no era aún ni profesional. Un crecimiento meteórico durante los últimos años que se culmina con este título y que se suma a los logros continentales recientes de las chicas del Barça. Pero el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol durante la entrega de medallas cogió de la cabeza a una de sus jugadoras y le propinó un beso en la boca.

El hecho tuvo una reacción inmediata en redes sociales, donde se acusó a Luis Rubiales de protagonizar un vergonzoso acto machista, pero este, lejos de pedir disculpas, entró minutos después en la COPE y calificó a todas esas personas denunciantes como "idiotas", "estúpidos", "tontos del culo" o "pringaos". La repulsa a la desafortunada acción y posterior reacción del Presidente fue aumentando los días siguientes, incluso con condena rotunda del Gobierno e invitación a una dimisión que se esperaba unos días después en la Asamblea de la RFEF. En aquella surrealista comparecencia, Luis Rubiales no sólo no se retractó de su comportamiento sino que volvió a reafirmarse en su convicción de no haber hecho nada malo y puso además el foco en que el beso fue consentido. La descripción detallada de ese momento que el Presidente hizo además de esperpéntica es irrelevante. El supuesto "eres un crack" que ella le dijo, el levantamiento del cuerpo de él y achuchón que después no fueron tales viendo el vídeo o "las constantes palmaditas en la espalda" poco importan ante el hecho de que un superior coja de la cabeza a una subordinada y le propine un beso en la boca. Nunca sabremos por qué Luis Rubiales le hizo eso a Jenni Hermoso pero lo que sí sabemos es que lo hizo y ni siquiera se ha arrepentido. El consentimiento o no de ella es clave desde el punto de vista jurídico, y aunque ella ya ha dejado claro en varios comunicados y la reciente denuncia su postura, a mí poco me importa porque no sé qué más podía haber hecho, como minutos después ella misma reconocía a sus compañeras en un directo de Instagram. A mí si mi jefe me coge la cabeza y, fuera de sí, me pide un beso en la boca yo seguramente también le diga que sí. Eso si es que es verdad que se lo preguntó en esa fracción de segundo. Pero esa actitud de superioridad y despotismo que el Presidente mostró en aquel Viernes Negro en la sede de la RFEF, donde incluso se permitió el lujo de decirle a su hija en público "hija, no llores, tienes que estar orgullosa de quién es tu padre" o ofrecerle la renovación en vivo y en directo al seleccionador Jorge Vilda con sueldazo incluido, ya deja a las claras el verdadero trasfondo de todo. Un hombre que se cree capaz y por encima de todo. El abuso del rango superior del Presidente ante "su jugadora" es un elemento del que no se ha hablado mucho y es en realidad lo más evidente aquí. Porque lo otro, lo de que Rubiales es un machista, ya quedó claro por si alguien tenía alguna duda también en aquella comparecencia, donde demostró su incomodidad respecto al reconocimiento hacia las jugadoras, las verdaderas protagonistas de este triunfo, criticando el término "campeonAs del mundo" en detrimento de "campeonEs del mundo" porque "también había hombres en la expedición", dijo.

Al final estamos ante un hombre y jefe abusando de "su superioridad" sobre una mujer y subordinada, y mientras haya alguien que no lo vea así el feminismo será necesario en nuestra sociedad. Y poco importará su gravedad en comparación a otros delitos sexuales, los intereses políticos de algunos o demás minucias. Bienvenidos sean estos "linchamientos mediáticos" si algo cambia en esas mentes retrógradas. Porque lo más superior de todo debería ser la igualdad.

Foto: Carl Recine (REUTERS)