"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias". Winston Churchill.

sábado, 21 de junio de 2025

Son las 5 y no he comido

Que Dimitir sólo nos suena en España a un nombre de Europa del Este ya no es novedad. Mientras en muchos países de nuestro entorno los políticos dejan sus cargos por mucho menos de lo que estamos conociendo estos días aquí, en España reina el "yo no sabía nada" o "nunca me lo habría imaginado".

Es tan bajo el nivel intelectual de nuestra clase política que no se dan cuenta de que hasta en esas afirmaciones se están autoinculpando. Porque que tengas que expulsar del partido (y del gobierno en el caso de Abalos) por corrupción a tus dos últimos secretarios generales o números 2 del mismo lo que refleja en realidad es que el problema está en el 1. O por fallar en la elección o por desconocimiento (ojala fuera eso) en sus quehaceres del día a día. Pero Pedro Sánchez nunca llegará a esa conclusión porque él está en otra pantalla. Cuando el presidente de un gobierno no piensa en el bien de su país y sus ciudadanos sino en cómo mantenerse en el poder tenemos un problema. En realidad ese es el objetivo final de la inmensa mayoría de los políticos, da igual el color que sea y casi también el país que sea. Y en España la fórmula está muy clara: en un país con tanta esperanza de vida y tan poca natalidad, gobernar para los mayores. Porque ahí están los votos. Mientras gran parte del talento joven tiene que emigrar buscando mejores oportunidades. Asfixiar con los impuestos a la clase trabajadora y los emprendedores y subir las pensiones. Y en eso están los que mandan, sea el partido que sea.

Pero volviendo al CASO PSOE (porque cuando empiezas a quitarle tantos trozos podridos a una manzana ya el problema es la manzana en sí y lo mejor es tirarla entera y coger otra) aquí la cuestión es que el que lo dirige todo no entiende la magnitud del problema. O no quiere entenderlo. La tan esperada rueda de prensa del otro día no era más que un mero trámite para él, algo que había que sacarse de encima pronto, a poder ser antes de la hora de comer para no trastocar mucho la tarde del Lunes. Anunciar la expulsión de todo de "esos dos extraños" y a meterse con la oposición. Lo mismo repitió el Miércoles en el Congreso. Su supervivencia es lo más importante. Dicen que ya en su entorno se escuchan voces contrarias a lo de no adelantar elecciones. Que vayan con cuidado porque se los carga también.

Porque así es como llegó a controlar el PSOE, purgando a la mitad del partido y así es como tratará de sobrevivir. Recurriendo por cierto a secuaces como Abalos, Cerdán o Koldo. Mientras la UCO ya está buscando información en la sede del partido, yo me imagino a Sánchez en el despacho principal levantándose de la silla y diciendo "buscad, buscad por aquí sin problema... pero yo no sé nada". Seguramente no dimitirá y adelantará elecciones hasta que todo esto no le salpique directamente, pero ya será tarde porque él ha sido el máximo responsable de algo tan podrido. Da igual quien y cuando le diga algo. Porque su supervivencia es lo más importante y lo otro es secundario. Aunque ese otro sea un país entero.

Foto: AFP/Getty Images

martes, 13 de mayo de 2025

Plata o plomo

 

Los días van pasando y poco a poco se van asentando los pensamientos y conclusiones que a uno le han ido surgiendo durante estos últimos 15 días, en los que se definieron Copa, Liga y Champions, al menos ya para los dos grandes del fútbol español.

La Final de la Copa del Rey se planteaba para ambos como un punto de inflexión. Un Madrid golpeado por su fallida remontada frente al Arsenal, en la que creyeron más afición y medios afines que los propios jugadores y que concluyó con un humillante 5-1 global, veía el partido de Sevilla como una oportunidad única de arrebatarle al menos ese título a un Barça con mejores sensaciones en Liga y aún vivo en ese momento en Europa. Y de paso intentar que ese golpe les pasara factura de cara al final de temporada. La primera parte fue lo que se esperaba: claro dominio azulgrana y un 1-0 al descanso que parecía corto. En la segunda los de Ancelotti reaccionaron e incluso llegaron a remontar, aunque un certero Ferran Torres cazó un balón largo para llevar al partido a la prórroga. Y allí, otro protagonista inesperado, Jules Kounde, certificó con un derechazo la victoria culé, trasladando a Madrid toda la presión de cara al desenlace del único título que les quedaba, la Liga, y con un duelo clave entre ambos que se antojaba como otra final: el Clásico en Montjuic del Domingo 11 de Mayo. Por si le faltaran condimentos a un partido tan decisivo (los blancos, a 4 puntos del líder Barcelona, tenían su última oportunidad de soñar aún con el título) la previa se calentó aún más por la dolorosa eliminación de los culés de la Champions League en San Siro frente al Inter de Milan, tras otra prórroga y una "debatible" actuación del árbitro polaco Szymon Marciniak y el VAR. En otro partido de locos entre los dos grandes del fútbol español, no tanto en el juego y en ocasiones donde los de Flick fueron claramente superiores sino en cuanto a alternativas en el marcador y el 4-3 final, el Barça se volvió a llevar la victoria y con ella dos cosas: una ventaja ya casi definitiva de 7 puntos respecto al Madrid con 9 por jugarse y la sensación de justicia futbolística a ojos de cualquier buen aficionado futbolero.

Lo sorprendente por lo tanto, viendo la temporada de unos y otros, no fue que los dos Clásicos cayeran del lado culé, sino todo lo que se ha vivido en torno al tema arbitral. Yo al menos nunca vi nada igual. El Viernes 25 de abril era la previa de la Final de la Copa del Rey, y a mi me pilló de viaje en Medellín, Colombia. Esta vibrante ciudad latinoamericana fue durante décadas protagonista tristemente en el mundo por el narcotráfico y la violencia. Eran los tiempos de Pablo Escobar y su Cártel de Medellín, y una frase resumía su accionar contra cualquiera que se osaba a plantarles cara: plata o plomo. Tampoco el fútbol se salvó de sus tentáculos. En la ida de las semifinales de la Copa Libertadores de 1989, Danubio y Atlético Nacional habían empatado 0-0 en Montevideo, y la vuelta se jugaría en Medellín. La noche previa al partido, los tres árbitros argentinos que iban a impartir justicia recibieron una inesperada visita en su hotel. Hombres armados llegaron con un maletín y un escueto mensaje: "Escuchen bien, ahí hay 50.000 dolares para cada uno. Mañana tiene que ganar Nacional". Obviamente salvando las distancias y que se entienda la metáfora, pero el accionar del Real Madrid durante ese día previo al partido no se había visto nunca en el fútbol español, unas presiones más propias de una organización mafiosa que de un club deportivo. Durante la mañana tuvo lugar la rueda de prensa de los colegiados, en la que "osaron" mostrar su descontento (como colectivo) respecto a la animadversión que hacia ellos existe en la actualidad. Aunque no los citaron textualmente y siempre hablaron en genérico, ante las reiteradas preguntas de los periodistas sobre los videos que semana tras semana emite Real Madrid TV presionando a su árbitro de turno en la previa de cada partido, dejaron intuir claramente que prácticas como esas no ayudan a calmar la situación, sino todo lo contrario. La reacción del Madrid, no oficialmente sino con filtraciones a sus periodistas y medios títeres, fue exigir el cambio de tales colegiados por otros que estuviesen mejor preparados. Florentino Pérez ordenó cancelar la rueda de prensa previa, el entrenamiento abierto a la prensa y la cena con la Federación y el Barcelona, y a media tarde incluso se llegó a amenazar con el regreso de la expedición a Madrid y la suspensión de la final. Mientras el mundo del fútbol se mantenía atónito a semejantes presiones a horas del partido, la Federación no cedió a las mismas y mantuvo tanto a los árbitros de campo como a los del VAR designados. Y gracias a Dios, porque hubiera supuesto un peligroso precedente. Para otro artículo quedará analizar cómo tuvieron que salir al campo y a la sala VOR mentalmente esos colegiados a dirimir justicia en ese partido. 

Si inaudito fue el actuar del Real Madrid en esas horas previas a la Final, no se queda atrás la reacción de gran parte de los periodistas y medios deportivos de este país. Mientras en todo el mundo se denunciaban tales prácticas, costaba encontrar entre los de aquí críticas rotundas. Y es que en pleno 2025 sigue siendo muy difícil plantarle cara al poder. Las quejas de los últimos días desde el entorno azulgrana tras las actuaciones tanto del citado Marciniak en Milán como de los españoles Hernandez Hernandez (a pie de campo) y Martinez Munuera (en el VAR) en Montjuic han servido de excusa perfecta para que eso que en su día Guardiola definiera como La Caverna equipare todo y sentencie que "¿veis como todos se quejan de los árbitros?". Una frase muy populista que muchos comprarán, pero que a poco que se analicen mínimamente ambas situaciones carece de sustento alguno. Comparar las presiones sistemáticas que cada semana se vierten desde un canal de TV oficial para presionar a tu árbitro antes de cada encuentro con quejas puntuales tras dos actuaciones más que discutibles (dejémoslo ahí) en dos partidos es poco más que ridículo. Como lo es sacar a flote permanentemente el Caso Negreira para rebatir todo, como si aquel escándalo (sin paliativos, por otra parte) impidiera a nadie ya cuestionar nada en sentido contrario. Más o menos como las 15 Champions del Madrid.

Por suerte, el Real Madrid se quedó ya sin competiciones que disputar (excepto ese invento del Mundial de Clubes que reunirá en plenas vacaciones en Estados Unidos a 32 equipos de todo el mundo) y estas prácticas ya no volverán a suceder. Al menos hasta la temporada que viene. Hoy mismo ya se despidió su entrenador más laureado de toda la historia, Carlo Ancelotti, y lo tuvo que hacer sólo en una tristísima rueda de prensa sin que el club haya anunciado nada. Pero no parece ser objeto de crítica tampoco esto para La Caverna, que ya habla de Xabi Alonso y los nuevos fichajes porque el show debe continuar. Aunque quizás sea esto lo mejor, que volvamos a hablar cuanto antes de fútbol y no de prácticas mafiosas más propias de otros tiempos.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Superiores

Deberíamos estar hablando estos días de la histórica victoria de las futbolistas españolas en la Copa Mundial Femenina de la FIFA que tuvo lugar durante este pasado mes de Agosto en Australia y Nueva Zelanda. Y de lo superiores que fueron a sus rivales en una competición que nunca pudieron participar hasta el año 2015 y que les permite subir hasta el segundo puesto en el ranking FIFA, donde hasta hace apenas dos años no se encontraban ni entre las diez primeras. Hace tres años el fútbol femenino español no era aún ni profesional. Un crecimiento meteórico durante los últimos años que se culmina con este título y que se suma a los logros continentales recientes de las chicas del Barça. Pero el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol durante la entrega de medallas cogió de la cabeza a una de sus jugadoras y le propinó un beso en la boca.

El hecho tuvo una reacción inmediata en redes sociales, donde se acusó a Luis Rubiales de protagonizar un vergonzoso acto machista, pero este, lejos de pedir disculpas, entró minutos después en la COPE y calificó a todas esas personas denunciantes como "idiotas", "estúpidos", "tontos del culo" o "pringaos". La repulsa a la desafortunada acción y posterior reacción del Presidente fue aumentando los días siguientes, incluso con condena rotunda del Gobierno e invitación a una dimisión que se esperaba unos días después en la Asamblea de la RFEF. En aquella surrealista comparecencia, Luis Rubiales no sólo no se retractó de su comportamiento sino que volvió a reafirmarse en su convicción de no haber hecho nada malo y puso además el foco en que el beso fue consentido. La descripción detallada de ese momento que el Presidente hizo además de esperpéntica es irrelevante. El supuesto "eres un crack" que ella le dijo, el levantamiento del cuerpo de él y achuchón que después no fueron tales viendo el vídeo o "las constantes palmaditas en la espalda" poco importan ante el hecho de que un superior coja de la cabeza a una subordinada y le propine un beso en la boca. Nunca sabremos por qué Luis Rubiales le hizo eso a Jenni Hermoso pero lo que sí sabemos es que lo hizo y ni siquiera se ha arrepentido. El consentimiento o no de ella es clave desde el punto de vista jurídico, y aunque ella ya ha dejado claro en varios comunicados y la reciente denuncia su postura, a mí poco me importa porque no sé qué más podía haber hecho, como minutos después ella misma reconocía a sus compañeras en un directo de Instagram. A mí si mi jefe me coge la cabeza y, fuera de sí, me pide un beso en la boca yo seguramente también le diga que sí. Eso si es que es verdad que se lo preguntó en esa fracción de segundo. Pero esa actitud de superioridad y despotismo que el Presidente mostró en aquel Viernes Negro en la sede de la RFEF, donde incluso se permitió el lujo de decirle a su hija en público "hija, no llores, tienes que estar orgullosa de quién es tu padre" o ofrecerle la renovación en vivo y en directo al seleccionador Jorge Vilda con sueldazo incluido, ya deja a las claras el verdadero trasfondo de todo. Un hombre que se cree capaz y por encima de todo. El abuso del rango superior del Presidente ante "su jugadora" es un elemento del que no se ha hablado mucho y es en realidad lo más evidente aquí. Porque lo otro, lo de que Rubiales es un machista, ya quedó claro por si alguien tenía alguna duda también en aquella comparecencia, donde demostró su incomodidad respecto al reconocimiento hacia las jugadoras, las verdaderas protagonistas de este triunfo, criticando el término "campeonAs del mundo" en detrimento de "campeonEs del mundo" porque "también había hombres en la expedición", dijo.

Al final estamos ante un hombre y jefe abusando de "su superioridad" sobre una mujer y subordinada, y mientras haya alguien que no lo vea así el feminismo será necesario en nuestra sociedad. Y poco importará su gravedad en comparación a otros delitos sexuales, los intereses políticos de algunos o demás minucias. Bienvenidos sean estos "linchamientos mediáticos" si algo cambia en esas mentes retrógradas. Porque lo más superior de todo debería ser la igualdad.

Foto: Carl Recine (REUTERS)

domingo, 24 de abril de 2022

Blancos y negros

¿Cuántas veces hemos oído la frase "no existen los blancos y negros: sólo hay grises"? Conlleva una reflexión muy interesante: la de forzarnos a analizar todo en profundidad sin prejuicios, para al final corroborar como todo en la vida efectivamente no es 100% de un modo ni 100% del contrario, sino que cada asunto está lleno de matices. No seré yo el que discuta esto.

Sin embargo, existe también el peligro de, bajo esa premisa, blanquear todo y decir que nadie es más culpable que otro. En el debate sobre la guerra de Ucrania tenemos un buen ejemplo de ello. Para entender cómo se ha llegado hasta aquí tenemos que remontarnos hasta finales de 2013, aunque este país del este de Europa tiene su historia plagada de conflictos y lucha de etnias. El llamado Euromaidán significó una serie de manifestaciones que tuvieron lugar en Kiev cuando el gobierno prorruso de entonces suspendió in extremis la firma de los Acuerdos de Asociación y Libre Comercio con la Unión Europea. Las protestas, instigadas por partidos y grupos europeístas pero también con mucho protagonismo de formaciones de extrema derecha se extendieron por todo el país, y las tensiones entre la población partidaria de esa alianza con la UE y los que en cambio preferían un acercamiento a la Federación Rusa se dispararon. La situación se agravó especialmente en el este y el sur del país, zonas con mayoría de población rusófona, con el estallido en abril de 2014 de la Guerra del Donbáss entre las fuerzas gubernamentales ucranianas y milicias apoyadas por Rusia, un conflicto que se ha mantenido hasta hoy. También la anexión en el mes de marzo de la península de Crimea por parte de la Federación Rusa, con un referéndum sin ninguna garantía internacional, fue un elemento muy desestabilizador. Ahora, en 2022, y tras meses de denuncias por parte de Rusia hacia el gobierno de Ucrania, acusándoles de genocidio contra la población prorrusa en su territorio, el presidente Vladimir Putin decidió lanzar lo que él mismo llamó una "operación militar especial" contra sus vecinos, con las consecuencias que todos estamos viendo. Una intervención con el objetivo de "desnacificar y desmilitarizar Ucrania" según calificaron pero que en realidad va encaminada a evitar que los ucranianos sigan acercándose a la UE y la OTAN, para mantener al país dentro del área de influencia rusa como ya sucede con Bielorrusia o los estados de Asia central, con Kazajistán a la cabeza.

Hay que decir que aquí todos quieren ampliar su influencia. Y que seria de necios pensar que la OTAN o Estados Unidos son entes impolutos que siempre han actuado con justicia por el mundo. ¿O es que las intervenciones norteamericanas en Vietnam en los años sesenta y setenta del siglo pasado o en Irak y Afganistán de principios de este estaban justificadas? ¿O que los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia en la Guerra de los Balcanes fueron proporcionales y no afectaron a la población civil? Claro que no. Actuaciones todas ellas sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, por cierto. Pero si nos centramos en el conflicto en Ucrania y a una esfera mayor analizamos cómo el bando occidental trata de ampliar su área de influencia y cómo lo hace Rusia encontraremos las diferencias. Mientras unos lo hacen con acuerdos entre gobiernos, exigencias legislativas y referéndums con todas las garantías, los otros invaden un país con muerte y destrucción. Mientras Turquía y los países balcánicos llevan años tratando de entrar en la Unión Europea sin éxito hasta que no den garantías de respeto al estado de derecho y a las libertades de sus ciudadanos, Putin decide qué tiene que ser Ucrania y los ucranianos por medio de tanques, bombardeos y asesinatos. Es verdad que la OTAN y Estados Unidos han estado colmando durante años las repúblicas bálticas, Polonia o Rumania con decenas de bases militares, pero que alguien me diga cuántas muertes se han causado en el proceso. Y no seré yo quien promueva ahora su retirada viendo cómo pueden llegar a actuar los rusos.

En definitiva, el mejor camino para evaluar algo siempre será el conocimiento, analizarlo en profundidad y sin prejuicios, tratando de entender porqué cada parte actúa de esa manera y cómo lo hace, y es ahí cuando llegaremos a la conclusión de que nadie tiene 100% la razón absoluta... pero tampoco los dos el 50% exacto. Ese gris siempre tirará más para un lado o para el otro, sobre todo si se llevan a cabo acciones más propias de otros tiempos, cuando todo era en blanco y negro.

sábado, 25 de abril de 2020

Mitos y ejemplos

Me parece "The Last Dance" un documental muy necesario. El audiovisual de ESPN y Netflix sobre la última temporada de los Bulls de Michael Jordan, la 1997-1998, nos cuenta con imágenes inéditas y con entrevistas recientes de los protagonistas todas las dificultades que tuvieron que atravesar hasta completar el segundo "three-peat" de aquel equipo de leyenda, el sexto título en ocho años. Es un ejemplo de superación ante las adversidades, de dejar a un lado los problemas personales en busca del beneficio común. Pero es mucho más que eso. Es una nueva desmitificación de la figura del deportista, una demostración más de que un gran jugador de fútbol o baloncesto no tiene porqué ser también una buena persona.

No sé si ha habido nunca un deportista más conocido en todo el mundo que Michael Jordan. Sus enormes éxitos dentro de la cancha pero también su carisma y el márketing que supo crear alrededor de él ayudaron a construir el mito que es hoy. Desde el punto de vista económico, tras su retirada su patrimonio ha crecido casi de manera exponencial año tras año gracias a sus acertadas decisiones empresariales en diversos sectores. Se podría decir que ayer fue un exitoso deportista y hoy es un fructífero empresario. Pero en el documental vemos una tercera faceta para muchos menos conocida. La enorme presión que ejercía sobre sus compañeros, a menudo desmedida, es posible que sirviera para mejorar su producción durante los partidos, pero es de dudosa ética. "No te queremos aquí. Lárgate." reconoce el pívot Bill Wennington que le soltó Jordan alguna vez. O la escena que se muestra de un entrenamiento en la que el número 23 le grita a Toni Kukoc a la cara: "No importa, ¿sabes por qué? Porque te gritaré sin parar". También podemos ver algunas de las constantes faltas de respeto que profería sobre "su jefe" Jerry Krause, en especial a cuento de su estado físico. Pero tampoco los demás eran unos angelitos. El propio Michael reconoce lo que se encontró en la habitación de un hotel durante su año de rookie: "Entonces abrieron la puerta y prácticamente todo el equipo estaba ahí (...). Había rayas de cocaína por todos lados, pipas de marihuana, mujeres,... Era un circo". Lo cuenta, por cierto, reposado en un sillón con un whisky y un puro en la mesilla de al lado. También recrimina a su escudero Scottie Pippen su comportamiento ese año en busca de una mejora en su contrato (con 2,8 millones de dólares era el sexto jugador mejor pagado mientras por importancia era claramente el segundo) cuando sólo él, Jordan, ganaba 33 millones de dólares, más que el resto de la plantilla juntos. Contradicciones de un mito. Ah, y todavía no apareció en el documental Dennis Rodman, seguro protagonista en próximos episodios... y no sólo por sus méritos dentro de la cancha.

¿Son entonces un ejemplo para los niños estos deportistas tan exitosos pero con un comportamiento tan cuestionable? El concepto en sí es ya una aberración. Cuando asociamos deportista (o artista, lo mismo da) con "ejemplo para los niños" entramos en terrenos muy peligrosos. Por un lado adjudicamos a las celebridades una responsabilidad que no les corresponde, y por otra generamos en la sociedad una necesidad de imitación hacia estas muy contraproducente. Si nuestros niños admiran a un deportista, actor o cantante y lo cogen como ejemplo de todo la culpa no es de estos si se comportan mal, sino de quienes promocionan esa admiración. Yo lo tengo claro: si un niño me pregunta por Jordan o Maradona le diré que estudie al milímetro su juego, pero que sólo se fije en lo que le dicen sus padres o profesores en cuanto a comportamiento y conducta. Porque un mito no tiene porqué ser un ejemplo.

Foto: Ross Kinnaird / Getty Images

domingo, 12 de enero de 2020

No trates de entenderlo

Está bien que debatamos sobre todo y que cada uno exponga su opinión sobre lo que le plazca. Afortunadamente vivimos (aún) en una sociedad libre, donde la libertad de expresión está por encima de todo y así debería seguir siendo. Se discute sobre casi todo, principalmente en ese gran foro que son las redes sociales, pero a menudo son protagonistas los debates más incomprensibles.

Fuente: Marca
La última gran polémica en Twitter la ha causado la portada de hoy de Marca. Una portada sin titular alguno, lo que ya nos demuestra la intención puramente descriptiva de la misma, con una gran foto de un matrimonio posando con las camisetas de Atlético y Real Madrid. El hombre posa sonriente de rojiblanco, y la mujer aparece con el burka negro, que únicamente deja visibles sus ojos, sujetando la madridista ante la imposibilidad de ponérsela. La imagen únicamente se acompaña con los nombres de los dos equipos y el lugar donde se jugará, además con un estilo de letra árabe. No sé qué más debería haber hecho Marca para demostrar que su intención es la de reflejar la cruda realidad de ese país. Su director se ha visto obligado a salir esta mañana y confirmar esa intencionalidad. Es en el fondo una crítica encubierta hacia la Federación por haber llevado la Supercopa a un lugar así. Si nos molesta tanto esa imagen es porque a lo mejor no deberíamos haber llevado nuestro fútbol a un país así. No debemos olvidar que el periodismo sobre todo está para contarnos las cosas que ocurren, por muy duras que estas sean, y no para mostrarnos lo que nos gustaría que pasase. De la misma manera que hace unas semanas se criticaba a los que acusaban a alguien de simpatizar con el nazismo en lugar de criticar al que simpatiza con el nazismo, ahora se ataca a un periódico que muestra la realidad machista de un país en lugar de atacar esa realidad machista. Que alguien me lo explique.

Lo va a tener muy difícil el nuevo gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Por un lado porque ninguno de los dos se acaba de fiar del todo del otro, y no estamos acostumbrados en España a gobiernos de coalición. No somos tan europeos como pensábamos. Y por otro por el acoso y derribo al que se enfrentarán desde la oposición. De hecho incluso antes de empezar a gobernar ya lo están sufriendo. Se le reprocha a Pedro Sánchez la elección de sus aliados. Se le acusa de querer gobernar con comunistas cuando el Pablo Iglesias de hoy es casi más socialdemócrata que Felipe González. Mientras unos esperan que se empiece a racionalizar el pan o a quemar iglesias en unos días, el propio Iglesias admitía el otro día que se ha acordado un programa de gobierno "muy moderado pensando en Europa". Los últimos meses han confirmado el cambio de estrategia de Podemos, mucho más cuidadoso en las formas y más abierto al pacto con el PSOE. Se escenificó sobre todo en los debates electorales, donde cualquiera diría que el atril morado lo ocupaba Errejón en lugar de Iglesias de no ser por la barba y la coleta. Pero poco importa esto para los que desean otra realidad para así aspirar a volver al poder. Los que se llenan la boca de golpes de Estado, Torra o Puigdemont mientras el apoyo al independentismo en la sociedad catalana ya va casi por el 50%. Hace quince años no llegaba al 15%. ¿Alguien duda de que si no se hace nada dentro de poco llegarán al 70% y entonces sí tendremos un gran problema? Tampoco parece importar que ya no se mate en el País Vasco. El otro día en el Congreso apenas pudo terminar su intervención la portavoz de BILDU, pese a utilizar unas formas y un tono de lo más correctos. Pero no se le perdonó que criticara al Rey. "Asesinos, asesinos", se llegó a escuchar desde las bancadas. A los mismos que se les decía hasta hace unos años que no serían representantes legítimos hasta que no dejaran de matar ahora se les dice que nos son legítimos porque antes mataban. Que alguien me lo explique.

Y en el plano internacional la última gran polémica es el asesinato la semana pasada por parte de las fuerzas de inteligencia de Estados Unidos del general de más alto rango de Irán y número dos del país, Qassem Suleimani. Desde la Casa Blanca se justifica diciendo que este "planeaba hacer saltar por los aires la Embajada estadounidense en Irak", lo que recuerda mucho a aquello de "es que pensábamos que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva". Lo cierto es que la operación se llevó a cabo por orden directa de Trump, sin plantear la cuestión siquiera al Capitolio y mucho menos a las Naciones Unidas. También de la misma manera que Bush encendió la mecha en Irak hace casi veinte años, desestabilizando una región que ya hemos visto cómo ha quedado. Pero se trata una vez más de demostrar la fuerza de Estados Unidos, aunque sea a riesgo de iniciar una nueva guerra, esta vez sí con la amenaza real de las armas nucleares que posee Irán. Que alguien me lo explique.

Es verdad que cuando empezábamos a transitar por este nuevo milenio esperábamos grandes cosas del futuro, tras un siglo XX tan convulso. Pero hoy, ya en 2020, nos encontramos ante un mundo donde triunfan Trump, Bolsonaro o VOX. Un mundo donde el odio se impone al amor, donde se necesita de un enemigo para seguir viviendo, o nos equivocamos eligiendo al enemigo... no sé qué es peor. Definitivamente es lo que que hay. No trates de entenderlo.

martes, 17 de diciembre de 2019

De nazis, comunistas y tsunamis

No es fácil en estos tiempos ser rigurosos con la información. La globalización, internet y las redes sociales nos han abocado a un caos de datos, noticias y opiniones, y aquí no hay Dios que se aclare. Hoy tiene más repercusión una fake new de Donald Trump que un elaborado artículo de The New York Times. Cada vez cuesta más discernir lo verdadero de lo falso; debe uno analizar las fuentes, valorar el contexto de las frases y tener siempre en cuenta los intereses de unos u otros, pero hoy ya nadie tiene tiempo para eso. O ganas. Al final optamos por generalizar, equiparar conceptos tan compatibles como el agua y el aceite o, lo que es peor, asumir como verdad la opinión propia sobre un determinado tema. Es lo más fácil, pero es un atajo que en lugar de llevarnos rápidamente a la verdad nos encamina a la perdición.

Se pueden dar 9.801 casos diferentes si combinamos las cuatro cifras de los casilleros local y visitante en un marcador de una pista de baloncesto... suponiendo que un partido pudiera llegar sólo a 99 puntos como máximo. Algunos más por tanto si algún equipo pasara de 100, cosa nada extraña por otra parte. Las últimas horas se ha hecho viral esta foto de hace unos años del jugador ucraniano Roman Zozulya en una pista de baloncesto, señalando orgulloso un marcador con un llamativo 14-88. "Menuda paliza", pensarán sólo algunos, si no supieran que en la simbología de extrema derecha el 14 hace referencia a las catorce palabras pronunciadas por el escritor y supremacista blanco David Lane: "Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos". Y el 88 es el número utilizado por los neonazis para ensalzar la figura de Adolf Hitler, por ser la "H" la octava letra del abecedario (Heil Hitler). Por tanto, hay 1 posibilidad entre 9.801 (un 0.01%) de que ese marcador sea casualidad y Zozulya no sea un admirador del nazismo.

Para colmo, el número 18 de su camiseta equivale a AH, primera y octava letra del abecedario e iniciales de "Adolf Hitler". Otras imágenes que circulan por Internet posando sonriente con paramilitares de extrema derecha ucranianos o rindiendo idolatría a colaboracionistas nazis también nos hacen sospechar que socialdemócrata, por ejemplo, Roman no es. El pasado Domingo 15 de Diciembre de 2019 pasará ya a la historia del fútbol español por ser la fecha del primer partido suspendido por cánticos de la grada hacia un jugador. Porque los ultras del Rayo gritaron "Zozulya puto nazi" a un admirador del nazismo.

Mientras escribo estas líneas "hay una banda negociando con comunistas, filoterroristas y proetarras con el objetivo de vender a España al mejor postor". Si aplicamos el criterio seguido con los ultras del Rayo Vallecano en el "caso Zozulya" a la gran mayoría de dirigentes de PP y Ciudadanos probablemente no les quedarían diputados suficientes para llenar sus asientos en el Congreso. Lean los diez puntos del preacuerdo alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos para formar gobierno y díganme quién lo firmaría antes, si Felipe González o Iósif Stalin, si Zapatero o Josu Ternera. Pero eso poco importa, porque los que quieran pensar que esa afirmación es verdad la asumirán como si fuera verdad, aunque no hayan leído ninguno de los diez puntos.

Y mañana un Barça-Madrid. Cuando el foco debería estar en qué habrá pensado Zidane para frenar a Messi, si conseguirá por fin Valverde que su equipo sea constante en la presión arriba para recuperar rápido el balón o cuál de los dos nueves será más decisivo, viendo el gran estado de forma en que llegan Suárez y Benzema, de lo único que hablamos es de tsunamis, invasiones de campo o autobuses blindados.  Desde más de uno (y dos) medios de Madrid se teme por la integridad física de la expedición blanca en el trayecto desde el hotel al Camp Nou o ya durante el partido con una supuesta "invasión". Como si el encuentro se jugase en Buenos Aires y no en Barcelona. Como si el objetivo de los manifestantes independentistas fuese hacer daño a los jugadores del Madrid y no aprovechar el evento para reunirse muchos, hacerse ver y promocionar su causa ante todo el mundo. Sin entrar a valorar esa decisión, parece evidente cuál es el objetivo excepto para los que quieren entender lo contrario. O para los que son contrarios al mensaje de los manifestantes, quizás ese sea el problema.

Volviendo al principio, vivimos tiempos complejos. Nunca como hoy hemos tenido tanto acceso al conocimiento, y nunca como hoy parece que estemos más perdidos. Son tiempos en los que se suspende un partido porque le llaman nazi a un nazi, tiempos en los que cada fin de semana alguien grita "mono" a un negro y no pasa nada, tiempos en los que Guti ya no quiere que le llamemos Guti. Aquí no hay quien viva.