
En las primarias del pasado mes de Julio, los
militantes del PSOE decidieron que el envoltorio era tan bonito que no hacía
falta mirar qué había dentro. Pedro Sánchez es un hombre alto, guapo, con un
bonito tono de voz, que sabe leer muy bien y con una mirada seductora a cámara.
Los votantes socialistas se encandilaron con dichos atributos y lo eligieron
como Secretario General del partido, depositando en él su confianza para la
ansiada regeneración que buscaban. Lo hicieron por delante de un hombre mucho
más preparado, más inteligente y con mayores capacidades como Eduardo Madina.
Eso sí, con menos "carisma". En estos pocos meses las dudas dentro de la organización
no han hecho más que crecer. Una facción intenta convencer a Susana Díaz para
que renuncie a Andalucía y coja las riendas en Madrid. Y voces importantes del
partido no ocultan ya su descontento con el madrileño. Los dos ex-Presidentes del
Gobierno socialistas, sin ir más lejos. De todos es sabido que el preferido de
Zapatero en las primarias era Madina, y hace unos días González confirmaba lo
mismo en el programa “Viajando con Chester”. No es buena señal, ni mucho menos,
tanta división de cara al futuro. Pero es más que lógica viendo las capacidades de Sánchez. En estas dos últimas semanas ha sido protagonista... y no por su buen hacer al frente de la oposición precisamente.
Hace 15 días en “El Objetivo” hablaban de su amiga Juana. Un nombre que Pedro suele utilizar en muchos discursos refiriéndose a las mujeres que encuentra por España y que le cuentan sus difíciles situaciones. No sabemos si se trata de la misma, a la que le gusta mucho viajar y cambiar de trabajo, o que da la casualidad que sólo coincide con “Juanas” en sus viajes… quién sabe.

El Martes siguiente, mientras visitaba Soria, dejó un mensaje en Twitter en el que se refería a la ciudad numantina como “la cuna de Machado”, cambiándole de repente y porque sí, el lugar de nacimiento al histórico poeta andaluz. Quizás el hecho de que su verdadera ciudad natal, Sevilla, también empiece por “s” fue lo que le confundió… digo yo vamos.
Y ya la última (de momento) se produjo justo el día
siguiente, otra vez en el Congreso. Mientras se dirigía a Rajoy, pronunció la errónea
expresión “miembros y miembras”, causando las carcajadas de los presentes.
Inmediatamente insinuó que estaba bromeando, como reeditando el “momento
Bibiana Aído” de hace unos años, tan comentado en su momento. Poco creíble su excusa, si recordamos que se trataba de una Ministra de un Gobierno socialista.